24/11/2021, 22:22
En el mismo instante en que Chika soltó a Lyndis, Ranko la cogió en brazos con sumo cuidado. La imagen era tan enternecedora como impactante. Tanto el tacto con Lyndis como con Ranko le había dejado claro que se habían esforzado demasiado, ambas ardían y ambas estaban completamente empapadas en sudor. No estaba segura de como sentirse al respecto.
Obviamente, admiraba a ambas por la fuerza que habían demostrado. Por otro lado, le parecía excesivo llegar a esos extremos en un entrenamiento, de hecho, temía llegar a esos extremos con una persona allegada. Y, sin embargo, admiraba que fuesen capaz de llegar a esos extremos por mejorar. Ella sería capaz de sacrificarse a sí misma para hacerse más fuerte, pero la idea de arrastrar a su hermana la aterraba.
Se había quedado arrodillada donde había dejado a Lyndis durante varios segundos, incluso después de que Ranko se la llevase. No había añadido palabra alguna.
—Y Lyndis parece salida del mismo molde. No me preocupan. Ahora les toca a ustedes, ¿No? Entrenar, quiero decir.
— Sí. Pero tengamos cuidado. ¿De acuerdo, Ka-chan?
Se puso en pie lentamente, girandose después a mirar a su hermana. Le sonrió con sinceridad. Sentía tantas cosas, pena, admiración, tristeza, envidia, respeto, preocupación... que simplemente se quedó en su modo habitual. Sonriente y alegre. Llegados a ese punto, prefería cien veces que Kimi se pegase con ella que con cualquiera de las presentes. Tenían que entrenar y ahora tenía la oportunidad de hacerlo con cuidado.
— Claro, Mi-chan. Entrenemos. — se separó una distancia adecuada y se giró a su hermana, poniendose en guardia. — Cuando quieras.
Obviamente, admiraba a ambas por la fuerza que habían demostrado. Por otro lado, le parecía excesivo llegar a esos extremos en un entrenamiento, de hecho, temía llegar a esos extremos con una persona allegada. Y, sin embargo, admiraba que fuesen capaz de llegar a esos extremos por mejorar. Ella sería capaz de sacrificarse a sí misma para hacerse más fuerte, pero la idea de arrastrar a su hermana la aterraba.
Se había quedado arrodillada donde había dejado a Lyndis durante varios segundos, incluso después de que Ranko se la llevase. No había añadido palabra alguna.
—Y Lyndis parece salida del mismo molde. No me preocupan. Ahora les toca a ustedes, ¿No? Entrenar, quiero decir.
— Sí. Pero tengamos cuidado. ¿De acuerdo, Ka-chan?
Se puso en pie lentamente, girandose después a mirar a su hermana. Le sonrió con sinceridad. Sentía tantas cosas, pena, admiración, tristeza, envidia, respeto, preocupación... que simplemente se quedó en su modo habitual. Sonriente y alegre. Llegados a ese punto, prefería cien veces que Kimi se pegase con ella que con cualquiera de las presentes. Tenían que entrenar y ahora tenía la oportunidad de hacerlo con cuidado.
— Claro, Mi-chan. Entrenemos. — se separó una distancia adecuada y se giró a su hermana, poniendose en guardia. — Cuando quieras.