13/12/2021, 14:25
Yota se reincorporó, aparentemente ileso después de haberse visto sumergido en aquella extraña nube de chakra. ¿Sería verdad que aquellas esposas le conferían una ventaja, tal y como parecía suponer el chico? No podían saberlo con exactitud. Pero tampoco podían quedarse parados de brazos cruzados, y el de Kusagakure fue el primero en tomar la iniciativa: tenían que alejarse de los puentes, aunque eso supusiera adentrarse aún más en el misterioso Bosque de Azur.
Yota echó a andar seguido de cerca de Zaide. La dirección que había tomado era clara, completamente opuesta a los puentes donde habían visto a los guardias de Amegakure. Sin embargo, y aunque Yota estaba convencido de hacia dónde se estaba dirigiendo, para el ojo de Zaide no debía estar tan claro. Llevarían varios minutos caminando cuando se daría cuenta de que, para su percepción, el chico de Kusagakure se estaba desviando, de forma ligera pero hacia la derecha, del camino que debería haber tomado. Pero para Yota sería muy diferente, pues él juraría que había estado siguiendo una línea recta en todo momento...
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