20/12/2021, 14:28
Sumidos en su despreocupada conversación sobre los posibles porvenires del futuro, Uchiha Zaide decidió tomar la delantera y guiar el curso del movimiento. Atravesaban el chakra sin ningún tipo de problema, con la lúgubre neblina enredándose en sus tobillos y la hierba fosforescente iluminando su camino. De las briznas surgían de vez en cuando pequeñas volutas de luz que se alzaban en el aire a su alrededor, poco antes de desvanecerse engullidas por la penumbra del ambiente. El Bosque de Azur constituía un paisaje casi místico, mágico; más propio de los cuentos de hadas que del mundo real.
Sin embargo, Sasagani Yota no tardaría mucho en darse cuenta de que el exiliado, de forma inconsciente, estaba girando la dirección de sus pasos hasta prácticamente darse la vuelta. Y, efectivamente, al cabo de varios minutos, ambos volvieron a dar con aquella extraña roca con el ojo grabado en su superficie. La espiral parecía mirarlos, burlona, pues habían vuelto al mismo punto de partida. Pero Zaide estaba convencido de que había estado caminando en línea recta todo el tiempo, ¿cómo era eso posible entonces?
Sin embargo, Sasagani Yota no tardaría mucho en darse cuenta de que el exiliado, de forma inconsciente, estaba girando la dirección de sus pasos hasta prácticamente darse la vuelta. Y, efectivamente, al cabo de varios minutos, ambos volvieron a dar con aquella extraña roca con el ojo grabado en su superficie. La espiral parecía mirarlos, burlona, pues habían vuelto al mismo punto de partida. Pero Zaide estaba convencido de que había estado caminando en línea recta todo el tiempo, ¿cómo era eso posible entonces?
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