21/12/2021, 11:26
La chica no mudó su rostro a uno más serio ni se tensó al oír el nombre de su jefe, solo amplió su sonrisa, se levantó y junto a ella, les enseñó la palma de la mano en señal de espera. Luego se perdió en la trastienda.
Dos minutos más tarde, un hombre joven, de cabello largo y recogido en alto de color oscuro y fornido se presentó junto a la mujer. A su lado, abultaba como dos de ella. Eri sonrió ante el recién llegado.
—Aquí está el jefe.
—No me llames así, Tomoyo, llámame Kotetsu, llevamos un tiempo trabajando juntos —su voz era aguda, como si no pegase demasiado con su físico, sin embargo eso a Eri no le importó tanto como saber qué ocurría con los suministros—. ¿En qué puedo ayudarles?
—Verá, me gustaría regalarle a mi compañero una Naginata como la que tengo yo aquí atrás —señaló su espalda—. Creada de cero, claro, para terminar su formación.
—Comprendo, ustedes buscan un arma forjada de cero, ¿saben que ese tipo de encargos son más difíciles de llevar a cabo? Al igual que la suma de dinero que tendrán que abonar al final.
—Somos conscientes. Además, queremos el acero con la mejor calidad posible.
—Pero, ¿no se han enterado? —preguntó Kotetsu, mirando a ambos—. Los suministros de metales han sido recortados, aunque, claro, para nosotros no supone un problema... Pero al contar con menos acero de lo normal, saldrá más caro todavía.
Dos minutos más tarde, un hombre joven, de cabello largo y recogido en alto de color oscuro y fornido se presentó junto a la mujer. A su lado, abultaba como dos de ella. Eri sonrió ante el recién llegado.
—Aquí está el jefe.
—No me llames así, Tomoyo, llámame Kotetsu, llevamos un tiempo trabajando juntos —su voz era aguda, como si no pegase demasiado con su físico, sin embargo eso a Eri no le importó tanto como saber qué ocurría con los suministros—. ¿En qué puedo ayudarles?
—Verá, me gustaría regalarle a mi compañero una Naginata como la que tengo yo aquí atrás —señaló su espalda—. Creada de cero, claro, para terminar su formación.
—Comprendo, ustedes buscan un arma forjada de cero, ¿saben que ese tipo de encargos son más difíciles de llevar a cabo? Al igual que la suma de dinero que tendrán que abonar al final.
—Somos conscientes. Además, queremos el acero con la mejor calidad posible.
—Pero, ¿no se han enterado? —preguntó Kotetsu, mirando a ambos—. Los suministros de metales han sido recortados, aunque, claro, para nosotros no supone un problema... Pero al contar con menos acero de lo normal, saldrá más caro todavía.