21/12/2021, 12:22
Antes que nada fue Zaide el que cambió el rumbo y, parecía estar cambiandolo demasiado. Pero tampoc es que pudiera escoger entre muchas opciones, era seguirle o quedarme solo y maniatado en mitad de aquel bosque infernal. Así que, evidentemente, opté por la opción de seguir los pasos de mi captor que seguía firme en aquel desviado rumbo.
—Pues… no sé
Su voz se notaba diferente, realmente mis palabras le habían descolocado. ¿No era eso lo que había buscado desde un primer momento? Joder a las aldeas y su status quo. Joderlas desde dentro después de la masacre del Torneo de los Dojos en la que la gran mayoría de Daimyos perecieron ante el alarde de poder de Dragon Rojo con aquel barbudo que caminaba a mi lado como supuesto líder de la comitiva criminal.
—. Lo asumí sin pensarlo. Mea culpa. —Le miró con el rabillo del ojo con renovado interés. El rojo todavía perlaba su iris—. Cuando todo esto acabe… ¿Estás pensando en no volver, entonces?
— La verdad es que no he afirmado ni una cosa ni la otra, señor secuestrador. Simplemente he sembrado la duda. No obstante creo que si salgo vivo y libre de esta lo que voy a hacer es tomarme una merecidas vacaciones, tu deberías hacer lo mismo.
«O puede que lo que intente sea buscar a Jurete. El día que acordamos no debería estar muy lejos...»
Pero la realidad me sacó de mis pensamientos cuando nos topamos de nuevo cona quel pedrolo. está vez parecía que el ojo dibujado en ella me miraba de forma distinta, como si me llamase. Sacudí la cabeza.
— Joder, macho. Te dedicas a jugar a los genjutsus con ese sharingan tuyo y no eres capaz de detectar uno?
Teniendo en cuenta cómo habían ido las cosas y los conocimientos de los que disponía en el ámbito de las ilusiones, todo me llevaba a pensar que se trataba de un genjutsu ambiental que actuaba de tal forma que desorientaba a sus presas. Me acerque al ojo esculpido en la piedra, buscando a saber qué.
— ¿Qué escondes, ojito cabrón?
—Pues… no sé
Su voz se notaba diferente, realmente mis palabras le habían descolocado. ¿No era eso lo que había buscado desde un primer momento? Joder a las aldeas y su status quo. Joderlas desde dentro después de la masacre del Torneo de los Dojos en la que la gran mayoría de Daimyos perecieron ante el alarde de poder de Dragon Rojo con aquel barbudo que caminaba a mi lado como supuesto líder de la comitiva criminal.
—. Lo asumí sin pensarlo. Mea culpa. —Le miró con el rabillo del ojo con renovado interés. El rojo todavía perlaba su iris—. Cuando todo esto acabe… ¿Estás pensando en no volver, entonces?
— La verdad es que no he afirmado ni una cosa ni la otra, señor secuestrador. Simplemente he sembrado la duda. No obstante creo que si salgo vivo y libre de esta lo que voy a hacer es tomarme una merecidas vacaciones, tu deberías hacer lo mismo.
«O puede que lo que intente sea buscar a Jurete. El día que acordamos no debería estar muy lejos...»
Pero la realidad me sacó de mis pensamientos cuando nos topamos de nuevo cona quel pedrolo. está vez parecía que el ojo dibujado en ella me miraba de forma distinta, como si me llamase. Sacudí la cabeza.
— Joder, macho. Te dedicas a jugar a los genjutsus con ese sharingan tuyo y no eres capaz de detectar uno?
Teniendo en cuenta cómo habían ido las cosas y los conocimientos de los que disponía en el ámbito de las ilusiones, todo me llevaba a pensar que se trataba de un genjutsu ambiental que actuaba de tal forma que desorientaba a sus presas. Me acerque al ojo esculpido en la piedra, buscando a saber qué.
— ¿Qué escondes, ojito cabrón?
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa