7/01/2022, 18:03
Quizas debía haberme dado cuenta de que no era el momento adecuado. Yuuna se había pasado todo el día contestando con monosílabos o simplemente asintiendo. Quizás estaba tan concentrado en mi plan que no me había dado cuanta, o quizás solo quería pensar que ella estaba nerviosa por que se habia olido mi plan desde por la mañana.
No era nada de eso, pero la primera vez que escuchas el "No", tu cabeza empieza a darle vueltas a todas las posibilidades. ¿Que he hecho mal? ¿Ha sido demasiado pronto? ¿Hay algo mal conmigo? Y todas las respuestas posibles e imaginables empiezan a pasearse por tu mente hasta que te daban un porqué.
Por supuesto, nunca había esperado que la respuesta fuese un Sí. Desde el principio, mi intención habia sido escuchar un: "Cuando terminemos la misión en el hierro" o tal vez un: "Aún es pronto, no estoy preparada, pero en un futuro" o algo similar. No esperaba el matrimonio, solo que nos prometieramos. De hecho, quizás un sí rotundo me hubiese dejado en shock, aunque ni mucho menos tanto como la verdad que se escondía detras de su rechazo.
Me costó varios segundos asimilarlo, pero en cuánto lo hice, tiré de Yuuna hacía mí y la abracé contra mi pecho, dejándola llorar hasta que terminara de desahogarse. Era incapaz de comprender su dolor, como mucho, me podía hacer una idea, pero ella había perdido a su padre y ahora a su madre. Yo lo más lejos que había estado de perder a un ser querido, había sido en el pais del Hierro, cuando creía que Katsudon había muerto.
Pero no tenía que ponerme en su lugar, tenía que estar a su lado, consolarla y apoyarla. Lo mejor que pudiera. Y no me salían las palabras en ese momento, pero esperaba que con aquel abrazo entendiera que yo estaba ahí para lo que necesitara, que haría lo que fuera por ella. Que iría hasta el mismísimo infierno si hiciese falta. Siempre.
La sostendría entre mis brazos hasta qué se calmase un poco. Yo también tenía que poner mis sentimientos en orden, por a parte de lo que sentía por Yuuna, habia una intensa furia creciendo dentro se mí. Alguien le había hecho mucho daño a la persona a la que mas amaba, y lo iba pagar con sangre.
—Volvamos a casa y me cuentas que ha sucedido.
Dije aquello solo cuando Yuuna estuvo un poco más calmada. Allí no había nadie excepto nosotros, pero había cosas que era mejor hablarlas en la seguridad del hogar. Por que el Mil y un mares y ya no era mi barco, era nuestro hogar.
No era nada de eso, pero la primera vez que escuchas el "No", tu cabeza empieza a darle vueltas a todas las posibilidades. ¿Que he hecho mal? ¿Ha sido demasiado pronto? ¿Hay algo mal conmigo? Y todas las respuestas posibles e imaginables empiezan a pasearse por tu mente hasta que te daban un porqué.
Por supuesto, nunca había esperado que la respuesta fuese un Sí. Desde el principio, mi intención habia sido escuchar un: "Cuando terminemos la misión en el hierro" o tal vez un: "Aún es pronto, no estoy preparada, pero en un futuro" o algo similar. No esperaba el matrimonio, solo que nos prometieramos. De hecho, quizás un sí rotundo me hubiese dejado en shock, aunque ni mucho menos tanto como la verdad que se escondía detras de su rechazo.
Me costó varios segundos asimilarlo, pero en cuánto lo hice, tiré de Yuuna hacía mí y la abracé contra mi pecho, dejándola llorar hasta que terminara de desahogarse. Era incapaz de comprender su dolor, como mucho, me podía hacer una idea, pero ella había perdido a su padre y ahora a su madre. Yo lo más lejos que había estado de perder a un ser querido, había sido en el pais del Hierro, cuando creía que Katsudon había muerto.
Pero no tenía que ponerme en su lugar, tenía que estar a su lado, consolarla y apoyarla. Lo mejor que pudiera. Y no me salían las palabras en ese momento, pero esperaba que con aquel abrazo entendiera que yo estaba ahí para lo que necesitara, que haría lo que fuera por ella. Que iría hasta el mismísimo infierno si hiciese falta. Siempre.
La sostendría entre mis brazos hasta qué se calmase un poco. Yo también tenía que poner mis sentimientos en orden, por a parte de lo que sentía por Yuuna, habia una intensa furia creciendo dentro se mí. Alguien le había hecho mucho daño a la persona a la que mas amaba, y lo iba pagar con sangre.
—Volvamos a casa y me cuentas que ha sucedido.
Dije aquello solo cuando Yuuna estuvo un poco más calmada. Allí no había nadie excepto nosotros, pero había cosas que era mejor hablarlas en la seguridad del hogar. Por que el Mil y un mares y ya no era mi barco, era nuestro hogar.