8/01/2022, 04:32
Kimi se detuvo un momento al ver el rostro de su hermana y escuchar su voz cortarse en la forma en la que lo hizo. Era complicado y muy doloroso, pero tenía que ser fuerte como lo era su padre y empezar a moverse, por las dos.
— Eh... —Kimi empezó a caminar con tanta decisión, llevándose a su hermana de la mano, que no le dio tiempo a Raijin de despedirse de ambas.
La menor se llevó a su hermana andando bajo la tormenta y entre todas las personas hasta encontrar un lugar donde pudieran estar solas. O todo lo solas que podían estar cuando toda la aldea se había reunido junta en el mismo lugar.
Al final, las chicas se detuvieron algo alejadas de todo el mundo. Lo suficiente para dejar de tener personas en todas direcciones. Allí, Kimi finalmente se giró y tomó ambas manos de Chika.
— Esto... lo siento si no te he dado el tiempo suficiente para recuperarte, pero es que sentía que tenía que decirte esto ya o acabaría por no decírtelo nunca, pero... —Se tomó un segundo para ordenar sus pensamientos, pero fue inútil, así que acabó diciendo las cosas tal y como le venían a la cabeza—. ¡Pero odio a Kurama! Y a todos sus generales y odio a Dragón Rojo y esas son muchas más personas de las que debería permitirme odiar, pero quiero derrotar a todos esos desgraciados. ¡No les tengo miedo! Confío en las enseñanzas de papá. —En exceso, quizás, aunque ahora mismo estaba temblando como un flan—. Pero no quiero hacerlo sola...
Sin más, acabó abrazando a su hermana con mucha fuerza, aunque no la suficiente como para hacerle daño.
— Papá ya nos escogió como hermanas cuando nos adoptó juntas, pero según los pergaminos de mi madre esto es algo que deberíamos decidirlo nosotras y... —Levantó la cabeza y la miró a la cara, llorosa. Tenía miedo de la guerra que se acercaba, pero sabía que estarían bien siempre que peleasen juntas—. ¿Me escoges como hermana, Ka-chan?
— Eh... —Kimi empezó a caminar con tanta decisión, llevándose a su hermana de la mano, que no le dio tiempo a Raijin de despedirse de ambas.
La menor se llevó a su hermana andando bajo la tormenta y entre todas las personas hasta encontrar un lugar donde pudieran estar solas. O todo lo solas que podían estar cuando toda la aldea se había reunido junta en el mismo lugar.
Al final, las chicas se detuvieron algo alejadas de todo el mundo. Lo suficiente para dejar de tener personas en todas direcciones. Allí, Kimi finalmente se giró y tomó ambas manos de Chika.
— Esto... lo siento si no te he dado el tiempo suficiente para recuperarte, pero es que sentía que tenía que decirte esto ya o acabaría por no decírtelo nunca, pero... —Se tomó un segundo para ordenar sus pensamientos, pero fue inútil, así que acabó diciendo las cosas tal y como le venían a la cabeza—. ¡Pero odio a Kurama! Y a todos sus generales y odio a Dragón Rojo y esas son muchas más personas de las que debería permitirme odiar, pero quiero derrotar a todos esos desgraciados. ¡No les tengo miedo! Confío en las enseñanzas de papá. —En exceso, quizás, aunque ahora mismo estaba temblando como un flan—. Pero no quiero hacerlo sola...
Sin más, acabó abrazando a su hermana con mucha fuerza, aunque no la suficiente como para hacerle daño.
— Papá ya nos escogió como hermanas cuando nos adoptó juntas, pero según los pergaminos de mi madre esto es algo que deberíamos decidirlo nosotras y... —Levantó la cabeza y la miró a la cara, llorosa. Tenía miedo de la guerra que se acercaba, pero sabía que estarían bien siempre que peleasen juntas—. ¿Me escoges como hermana, Ka-chan?