11/01/2022, 23:52
—¡No!
Me abalancé para intentar cogerle el brazo. De todas las situaciones posibles, que quisiera suicidarse era la última que se me hubiera pasado por la cabeza. Pero llegué tarde... Igual que la ayuda que hace tiempo le había dicho que le daría para salvar a su madre.
Por suerte explotó en una nube de humo y se desvaneció. Se lo había dicho. Y yo cumplía mi palabra. Si no me mataba, la seguiria allá donde fuese. Y sabía muy bien hacia adonde se dirigia, ella misma me lo había dicho. Había tenido la oportunidad de pararme, y no lo había hecho. Ella había dudado, por lo que la pared de hielo que habia querido mostrarme era más frágil de lo que ella había querido aparentar.
La parte mala, es que ahora no tenia a nadie para ayudarme, solo podia depender de mi mismo. Datsue nuevo Kage, Hanabi, candidato a presidente. Katsudon, con Hanabi hasta el fin del mundo. El lado positivo... Bueno, yo tenia una casa que navegaba por el mar y justo al lado... Vivia un buen amigo.
Si. El era mi última esperanza. Si él no queria ayudarme, iría yo solo.
Corrí hacia el puerto. Cuanto más tardase en mover el culo, más probabilidades habia de que Yuuna sufriera el mismo destino que su madre. No tenia tenia tiempo que perder.
Cuándo llegué allí me llevé otra sorpresa desagradable. Por si no había tenido suficiente, mi barco, mi hogar, ya no estaba allí. Eso solo podía significar dos cosas, o me habían robado, o se lo había llevado Yuuna. La segunda opción parecia la mas probable, pero no tenía tiempo para perderlo investigando. Ahora mismo solo me importaba una cosa: Yuuna.
—¡GYUUKI!¡GYUUKI! —Si, sonaba desesperado, por que lo estaba. En el fondo de mi, sabia que si emprendía aquel camino solo, probablemente no alcancese la meta, pero en ese momento no tenía alternativa. —Por favor, te necesito más que nunca...
Sumergí la cabeza en el agua. No para buscarle, sabía que si queria responderme, lo haría. Era para borrar el rastro de las lágrimas que habian estado cayendo todo ese rato por mi rostro. Acababa de perder lo único que no queria perder, pero me negaba a quedarme sentado esperando recibir la noticia de que había muerto. O peor, a no recibir ninguna noticia suya nunca más. La recuperaría.
Esperaría, como mucho, hasta la noche. Si no respondía, me iría también sin su ayuda. Pero aquél, probablemente, también era mi último día en Uzushiogakure.
Me abalancé para intentar cogerle el brazo. De todas las situaciones posibles, que quisiera suicidarse era la última que se me hubiera pasado por la cabeza. Pero llegué tarde... Igual que la ayuda que hace tiempo le había dicho que le daría para salvar a su madre.
Por suerte explotó en una nube de humo y se desvaneció. Se lo había dicho. Y yo cumplía mi palabra. Si no me mataba, la seguiria allá donde fuese. Y sabía muy bien hacia adonde se dirigia, ella misma me lo había dicho. Había tenido la oportunidad de pararme, y no lo había hecho. Ella había dudado, por lo que la pared de hielo que habia querido mostrarme era más frágil de lo que ella había querido aparentar.
La parte mala, es que ahora no tenia a nadie para ayudarme, solo podia depender de mi mismo. Datsue nuevo Kage, Hanabi, candidato a presidente. Katsudon, con Hanabi hasta el fin del mundo. El lado positivo... Bueno, yo tenia una casa que navegaba por el mar y justo al lado... Vivia un buen amigo.
Si. El era mi última esperanza. Si él no queria ayudarme, iría yo solo.
Corrí hacia el puerto. Cuanto más tardase en mover el culo, más probabilidades habia de que Yuuna sufriera el mismo destino que su madre. No tenia tenia tiempo que perder.
Cuándo llegué allí me llevé otra sorpresa desagradable. Por si no había tenido suficiente, mi barco, mi hogar, ya no estaba allí. Eso solo podía significar dos cosas, o me habían robado, o se lo había llevado Yuuna. La segunda opción parecia la mas probable, pero no tenía tiempo para perderlo investigando. Ahora mismo solo me importaba una cosa: Yuuna.
—¡GYUUKI!¡GYUUKI! —Si, sonaba desesperado, por que lo estaba. En el fondo de mi, sabia que si emprendía aquel camino solo, probablemente no alcancese la meta, pero en ese momento no tenía alternativa. —Por favor, te necesito más que nunca...
Sumergí la cabeza en el agua. No para buscarle, sabía que si queria responderme, lo haría. Era para borrar el rastro de las lágrimas que habian estado cayendo todo ese rato por mi rostro. Acababa de perder lo único que no queria perder, pero me negaba a quedarme sentado esperando recibir la noticia de que había muerto. O peor, a no recibir ninguna noticia suya nunca más. La recuperaría.
Esperaría, como mucho, hasta la noche. Si no respondía, me iría también sin su ayuda. Pero aquél, probablemente, también era mi último día en Uzushiogakure.