29/01/2022, 18:42
De algún modo, una vez puse mis pies en el interior del local fue como si de un bálsamo se tratase. Mi cabeza se concentró y ya estaba ideando el guión que debía seguir. Los nervios, en cierto modo, se transformaron en algún tipo de determinación. Resoplé un par de veces mientras el que parecía llevar a la clientela acabó de hacer negocios con aquella pareja. Entonces se acercó. El pulso se me aceleró levemente y creo que di un pequeño respingo. Pero traté de calmarme, tenía un papel importante que jugar.
— ¿Trabajo fallido dice? — repliqué con incredulidad. — Yo nunca fallo. De hecho por eso mismo estoy aquí, porque mi querida hermanita perdió una apuesta conmigo y ahora tiene que comprarme una buena katana. Y ahí es donde entra usted. Dígame, ¿por qué debería comprar la katana en su herreria? ¿qué le hace mejor opción que cualquier otra de las herrerías de la zona?
Directo y al grano. Quizás lo fui demasiado. Pero así fue como me salió.
— ¿Trabajo fallido dice? — repliqué con incredulidad. — Yo nunca fallo. De hecho por eso mismo estoy aquí, porque mi querida hermanita perdió una apuesta conmigo y ahora tiene que comprarme una buena katana. Y ahí es donde entra usted. Dígame, ¿por qué debería comprar la katana en su herreria? ¿qué le hace mejor opción que cualquier otra de las herrerías de la zona?
Directo y al grano. Quizás lo fui demasiado. Pero así fue como me salió.