2/02/2022, 00:16
Katsudon tragó saliva.
«Cruzar el mar... a lomos de un bijū. Katsudon, ¿tú estás bien de la cabeza?»
Su vida había sido larga, sí. Pero quería que lo siguiera siendo. ¡Demonios, ni siquiera...!
—Sasaki-kun, no tengo una familia de la que despedirme —dijo el hombretón amablemente, y se sentó a observar el mar, visiblemente nervioso—, de modo que seguiremos tu plan. Así no tendrás que esperarme. ¿Qué te parece?
El Akimichi se mantuvo imperturbable al lado de su subordinado durante las largas horas del atardecer. Incluso cuando el sol se puso, él seguía allí, aunque más en espíritu que con su consciencia activa. Sus ronquidos eran los más presentes, pero ni rastro de Gyūki.
«Cruzar el mar... a lomos de un bijū. Katsudon, ¿tú estás bien de la cabeza?»
Su vida había sido larga, sí. Pero quería que lo siguiera siendo. ¡Demonios, ni siquiera...!
—Sasaki-kun, no tengo una familia de la que despedirme —dijo el hombretón amablemente, y se sentó a observar el mar, visiblemente nervioso—, de modo que seguiremos tu plan. Así no tendrás que esperarme. ¿Qué te parece?
El Akimichi se mantuvo imperturbable al lado de su subordinado durante las largas horas del atardecer. Incluso cuando el sol se puso, él seguía allí, aunque más en espíritu que con su consciencia activa. Sus ronquidos eran los más presentes, pero ni rastro de Gyūki.
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