1/02/2016, 14:29
El Uchiha había dejado claro que aquello que le retenía no era la vergüenza, pues en realidad estaba admitiendo que no tenía idea sobre útiles de limpieza y similares. Teniendo en cuenta eso, solo buscaba hacerse a un lado para no alentarlos.
—No me avergüenza, y no tengo ningún problema con limpiar. Pero no entiendo de utensilios de limpieza, no voy a meterme en medio a molestar. Vosotros parecéis bastante más conscientes de lo que hacéis. Así que os lo dejo a vosotros y si eso te molesta puedo llevar yo las cosas hasta el sitio.
—No… No es que me moleste —contesto a su compañero—. De todos modos no es nada trascendental para la misión así que no importa.
Aquella aclaración le pareció excelente, pues no se imaginaba que alguien como Nabi admitiera su desconocimiento así de fácil. Aunque bien podría ser que tuviera vergüenza de admitir que si le avergonzaba y por eso aseguraba que no tenía pena alguna, por más paradójico que suene. O quizás solamente se estaba haciendo el flojo para trabajar menos. Poco importaba ya, pues el de ojos grises había decidido creer en sus palabras.
«Creo que este tipo de revelaciones son importantes para los eslabones que forman el trabajo en equipo —pensó mientras veía como Nabi se dirigía a anotar lo que habían tomado del cuarto de servicios—. El viejo siempre me ha dicho que es importante el reconocer cuáles son nuestras limitaciones pero… Pero la verdad es que no me agrada la sensación de sentirme inútil en alguna tarea, por más pequeña que sea.»
Cuando Juro le pidió al rubio que fuera a tomar nota, Kazuma, pensó que de nuevo se expresaría con alguna negativa. Para su sorpresa, Nabi, obedeció sin rechistar y mostrándose más sumiso de lo que se pudiera esperar. Cuando se acerco a la resección pudo ver como la mujer esbozaba una sonrisa extraña hacia el de la notas. En aquel momento un escalofrió le recorrió la espalda al imaginar que aquella mujer era una dominatrix que se había prendado del Uchiha al verlo comportarse de manera tan mansa.
—Bien. Pues vamos entonces, a limpiar... Kazuma, está en tus manos.
—De acuerdo. Pongámonos en marcha entonces.
Los tres jóvenes ya se encontraban partiendo del edificio del kage cuando algo les detuvo. Una mujer desconocida se encontraba al otro lado del pequeño puente. Era extraño, pero parecía estarle buscando a ellos, o esa era la sensación que daba cuando se les acercó corriendo. La mujer les detuvo con gesto de la mano mientras recuperaba el aliento.
—Esperad... Por... Favor....urgente... —La mujer hizo un esfuerzo para hablar mientras tomaba aire como si de un fuelle de fragua se tratara— Necesitó que me escuchéis... Es muy importante. Tengo información sobre el crimen...
—Creo que esta confundida... —Kazuma no sabía cómo responder ante tanta agitación—. Nuestra misión es solo limpiar una paredes, señora.
Quizás fuera que el peliblanco no le entendía. Lo cierto era que hablaba de un crimen, como si hubieran matado a alguien, cuando en realidad solo tenían que limpiar el desastre de algunos chicos con demasiado tiempo libre y con aspiraciones de artista urbano.
—No me avergüenza, y no tengo ningún problema con limpiar. Pero no entiendo de utensilios de limpieza, no voy a meterme en medio a molestar. Vosotros parecéis bastante más conscientes de lo que hacéis. Así que os lo dejo a vosotros y si eso te molesta puedo llevar yo las cosas hasta el sitio.
—No… No es que me moleste —contesto a su compañero—. De todos modos no es nada trascendental para la misión así que no importa.
Aquella aclaración le pareció excelente, pues no se imaginaba que alguien como Nabi admitiera su desconocimiento así de fácil. Aunque bien podría ser que tuviera vergüenza de admitir que si le avergonzaba y por eso aseguraba que no tenía pena alguna, por más paradójico que suene. O quizás solamente se estaba haciendo el flojo para trabajar menos. Poco importaba ya, pues el de ojos grises había decidido creer en sus palabras.
«Creo que este tipo de revelaciones son importantes para los eslabones que forman el trabajo en equipo —pensó mientras veía como Nabi se dirigía a anotar lo que habían tomado del cuarto de servicios—. El viejo siempre me ha dicho que es importante el reconocer cuáles son nuestras limitaciones pero… Pero la verdad es que no me agrada la sensación de sentirme inútil en alguna tarea, por más pequeña que sea.»
Cuando Juro le pidió al rubio que fuera a tomar nota, Kazuma, pensó que de nuevo se expresaría con alguna negativa. Para su sorpresa, Nabi, obedeció sin rechistar y mostrándose más sumiso de lo que se pudiera esperar. Cuando se acerco a la resección pudo ver como la mujer esbozaba una sonrisa extraña hacia el de la notas. En aquel momento un escalofrió le recorrió la espalda al imaginar que aquella mujer era una dominatrix que se había prendado del Uchiha al verlo comportarse de manera tan mansa.
—Bien. Pues vamos entonces, a limpiar... Kazuma, está en tus manos.
—De acuerdo. Pongámonos en marcha entonces.
Los tres jóvenes ya se encontraban partiendo del edificio del kage cuando algo les detuvo. Una mujer desconocida se encontraba al otro lado del pequeño puente. Era extraño, pero parecía estarle buscando a ellos, o esa era la sensación que daba cuando se les acercó corriendo. La mujer les detuvo con gesto de la mano mientras recuperaba el aliento.
—Esperad... Por... Favor....urgente... —La mujer hizo un esfuerzo para hablar mientras tomaba aire como si de un fuelle de fragua se tratara— Necesitó que me escuchéis... Es muy importante. Tengo información sobre el crimen...
—Creo que esta confundida... —Kazuma no sabía cómo responder ante tanta agitación—. Nuestra misión es solo limpiar una paredes, señora.
Quizás fuera que el peliblanco no le entendía. Lo cierto era que hablaba de un crimen, como si hubieran matado a alguien, cuando en realidad solo tenían que limpiar el desastre de algunos chicos con demasiado tiempo libre y con aspiraciones de artista urbano.