10/02/2022, 18:20
La llamarada de Kumokichi no resultó herir a nuestro rival, pero no debía considerarse una decepción. Si era un clon mio, del tipo que fuese, no solo conocería lo que es capaz de hacer Kumokichi, sino que se lo habría visto venir. En todo caso, en el sipuesto de acertar hubiese sido una sorpresa. Una grata sorpresa.
—Ah, sí, nuestras queridas arañas. Amigas inseparables y... fieles
Arquee una ceja, todavía a lomos de la araña gigante, quien también prestaba gran atención en lo que hacía el Yota oscuro.
Pero... ¿hasta cuándo? ¿Cuánto tardarán nuestras amigas las arañas en encontrar otro candidato para firmar el Pacto de Sangre y apuñalarnos por la espalda como hicieron con nuestro padre, eh? ¿Ya lo has olvidado? ¡Yota!
— Cómo te atreves...
— Nosotros respetábamos a Ryu-dono como a un hermano más
Las palabras de Kumokichi sonaron sinceras y así eran de verdad. Ryu hizo el sacrificio por mí. Porque había llegado la hora del relevo generacional. Un sacrificio fruto del amor de un padre a un hijo. No obstante, el Yota oscuro noe staba por perder el tiempo y pronto se iluminó la zona debido a los rayos que emanaban del cuerpo de nuestro enemigo. Al igual que sucedió conmigo, yo también conocía las armas y las técnicas de las que era poseedor aquel clon oscuro y supe exactamente lo que iba a suceder.
— Será mejor que nos apartes de en medio, Kumokichi
No hubo réplica por parte del arácnido y, para cuando el falso Yota postró sus manos en el suelo, el animal había saltado en dirección al pilar que habíamos dejado atrás, un poco a la derecha, volviendo a ganar ventaja de espacio respecto al Yota oscuro. De esta forma quedábamos ligeramente en las alturas y el Nagashi pasaría de largo. Momento en el que atisbé a ver a Zaide. El autentico Zaide. Estaba en la espalda del enemigo y le arrojó un shuriken gigante.
«Es nuestra oportunidad»
Con fuerzas renovadas salté de la araña en dirección a mi enemigo, tratando de clavar un par de telarañas en su cuerpo para asegurar que el golpe de Zaide fuese certero y evitar que pudiese hacer cualquier tipo de evasión.
— ¡No vuelvas a mencionar a padre!
—Ah, sí, nuestras queridas arañas. Amigas inseparables y... fieles
Arquee una ceja, todavía a lomos de la araña gigante, quien también prestaba gran atención en lo que hacía el Yota oscuro.
Pero... ¿hasta cuándo? ¿Cuánto tardarán nuestras amigas las arañas en encontrar otro candidato para firmar el Pacto de Sangre y apuñalarnos por la espalda como hicieron con nuestro padre, eh? ¿Ya lo has olvidado? ¡Yota!
— Cómo te atreves...
— Nosotros respetábamos a Ryu-dono como a un hermano más
Las palabras de Kumokichi sonaron sinceras y así eran de verdad. Ryu hizo el sacrificio por mí. Porque había llegado la hora del relevo generacional. Un sacrificio fruto del amor de un padre a un hijo. No obstante, el Yota oscuro noe staba por perder el tiempo y pronto se iluminó la zona debido a los rayos que emanaban del cuerpo de nuestro enemigo. Al igual que sucedió conmigo, yo también conocía las armas y las técnicas de las que era poseedor aquel clon oscuro y supe exactamente lo que iba a suceder.
— Será mejor que nos apartes de en medio, Kumokichi
No hubo réplica por parte del arácnido y, para cuando el falso Yota postró sus manos en el suelo, el animal había saltado en dirección al pilar que habíamos dejado atrás, un poco a la derecha, volviendo a ganar ventaja de espacio respecto al Yota oscuro. De esta forma quedábamos ligeramente en las alturas y el Nagashi pasaría de largo. Momento en el que atisbé a ver a Zaide. El autentico Zaide. Estaba en la espalda del enemigo y le arrojó un shuriken gigante.
«Es nuestra oportunidad»
Con fuerzas renovadas salté de la araña en dirección a mi enemigo, tratando de clavar un par de telarañas en su cuerpo para asegurar que el golpe de Zaide fuese certero y evitar que pudiese hacer cualquier tipo de evasión.
— ¡No vuelvas a mencionar a padre!
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa