10/03/2022, 03:28
Era un extraño contraste de lenguaje el como la chica era demasiado directa mientras él adornaba todas las cosas con palabras revueltas. Uno parecía calmado, y la otra muy volátil. Y sin embargo, habían logrado entablar una conversación, dándose cuenta de que al final aunque sus orígenes fueran diferentes, su situación de alguna manera era similar. No diría que empatizaba, pero escuchaba con una sonrisa la historia de la chica, soltando una risita en algún punto.
—Lo siento, no me río de su persona, sino de la situación. Simplemente, se me hizo un poco gracioso la idea de que el mayor cambio en su vida se deba quizá a comer algo que no debía ¿Un giro inesperado, eh?— Sin tener el contexto entero, sonaba a algo muy divertido para él. —Aunque imagino que comer una seta venenosa no debió ser agradable en ese entonces.
El humor melancólico del chico parecía haber desaparecido. De pronto, pensó que en verdad, se había estado preocupando por nada. «Es normal haber olvidado una antigua vida...» No tenía a dónde regresar, pero sí a dónde avanzar. Era demasiado absurdo preocuparse por cosas que aún estaban por suceder.
Pero antes de que pudieran contestar la conversación, se escuchó un cristal romperse. Si volteaban a ver, había un hombre sujetando del cuello de la ropa al dueño del local.
—¿¡Cómo que me vas a cobrar sake con agua al mismo precio que una botella pura!? — Bramó el sujeto.
—Es que, es que ya lo habíamos mezclado. No, no tendremos sake puro hasta dentro de un tiempo — alzó las manos en gesto conciliador.
—¿Tienes idea de cuanto tiempo mis chicos y yo hemos viajado para que me vengas a ofrecer un producto de segunda?
Lejos, encima de dos caballos, había dos sujetos con muy malas pintas, siendo posible asociarlos más a unos asaltacaminos que a granjeros comunes. Algunos de los clientes empezaron a retirarse al ver la escena, mientras el genin de la lluvia suspiró.
—Aquí vamos de nuevo — rodó los ojos mientras se ponía de pie.
—Lo siento, no me río de su persona, sino de la situación. Simplemente, se me hizo un poco gracioso la idea de que el mayor cambio en su vida se deba quizá a comer algo que no debía ¿Un giro inesperado, eh?— Sin tener el contexto entero, sonaba a algo muy divertido para él. —Aunque imagino que comer una seta venenosa no debió ser agradable en ese entonces.
El humor melancólico del chico parecía haber desaparecido. De pronto, pensó que en verdad, se había estado preocupando por nada. «Es normal haber olvidado una antigua vida...» No tenía a dónde regresar, pero sí a dónde avanzar. Era demasiado absurdo preocuparse por cosas que aún estaban por suceder.
Pero antes de que pudieran contestar la conversación, se escuchó un cristal romperse. Si volteaban a ver, había un hombre sujetando del cuello de la ropa al dueño del local.
—¿¡Cómo que me vas a cobrar sake con agua al mismo precio que una botella pura!? — Bramó el sujeto.
—Es que, es que ya lo habíamos mezclado. No, no tendremos sake puro hasta dentro de un tiempo — alzó las manos en gesto conciliador.
—¿Tienes idea de cuanto tiempo mis chicos y yo hemos viajado para que me vengas a ofrecer un producto de segunda?
Lejos, encima de dos caballos, había dos sujetos con muy malas pintas, siendo posible asociarlos más a unos asaltacaminos que a granjeros comunes. Algunos de los clientes empezaron a retirarse al ver la escena, mientras el genin de la lluvia suspiró.
—Aquí vamos de nuevo — rodó los ojos mientras se ponía de pie.