3/02/2016, 02:46
Las miradas que les arrojaron sus compañeros fueron bastantes recriminatorias. Tan solo por los gestos supo que les había molestado, pues era obvio que no les había parecido correcto el que le revelara el objetivo de su misión a un civil. Mas u menos entendía el por qué, pero le parecía una reacción exagerada. Imaginaba como poco probable que aquella mujer fuera una espía que trataba de averiguar las técnicas secretas de limpieza de la aldea para utilizarlas como armas en una secreta guerra fría.
«¡Por los dioses del cielo! Que paranoicos están ¿Es que acaso al vernos con equipo de limpieza y una brillante bandana va a creer que somos vendedores ambulantes y no genins en una misión de servicio comunitario?»
—Oh, pero claro que sois vosotros. Es obvio que si vais a limpiar paredes, es para limpiar los grafitis que han aparecido en la villa estos días, solo era cuestión de tiempo que se mandase a alguien a hacerlo. Y sois los primeros que veo —dijo la mujer, con total seriedad—. Y lo que digo es importante. He estado investigando el caso, y tengo pistas que podrían ayudaros.
Las palabras de la señora lograron intrigarle un poco, pero haciendo uso de una habilidad sin igual, Juro, paso de ella y la redirecciono al edificio del Kage. Sin embargo parecía que la mujer ya tenía experiencia en el trato con personas que se la querían sacudir.
—¡No! —Exclamó la mujer, de repente—. Lo que quiero decir es que... Lo he intentado, pero nadie me hace caso, no les parece suficientemente relevante. Esos aficionados no entienden que los crímenes se resuelven con los pequeños detalles. Buscan la evidencia clara, un culpable. No ven que los detalles son mucho más valiosos.
Kazuma estaba comenzando a hacerse una idea muy poco agradable sobre el tipo de persona con la cual estaban tratando. Su primera impresión es que se trataba de una mujer dramática, con aspiraciones de detective y demasiado tiempo libre.
—Pero vosotros... Ahora que os tengo delante, lo veo claro. Os voy a ayudar a resolver el misterio de quién hizo esas pintadas —la mujer les miró, con determinación—. Tengo toda la información que buscáis sobre vuestros testigos principales, nombres, residencia, direcciones, como tratar a los huéspedes de las casas para que suelten la información...
—Señora... —trataba de buscar palabras cordiales, pero le estaba costando bastante—. Creo que categorizarlo como crimen es un poco exagerado. Cuando mucho solo se tratara de un grupo de chicos que estaban aburridos y que tenían unas cuantas latas de pintura a la mano —en el pasado ya había tratado de cerca con los artistas callejeros y en general resultaban ser chicos comunes que solo siguen una moda o arte sin tener malas intenciones—. Sé que tiene información valiosa, pero no creo que sea correcto involucrar a un civil en la logística de la misión.
No encontraba como culminar sin parecer el chico malo y grosero.
—Si fuera por mí, permitiría que nos acompañara con mucho gusto —dijo fingiendo pesar—. Pero… Es que nuestro líder de misión es alguien bastante intransigente y desconfiado… Por cierto este es nuestro gran líder. —Dijo señalando seriamente a Juro para que este cargara con cualquier queja o pero que pudiera poner aquella mujer.
«¡Por los dioses del cielo! Que paranoicos están ¿Es que acaso al vernos con equipo de limpieza y una brillante bandana va a creer que somos vendedores ambulantes y no genins en una misión de servicio comunitario?»
—Oh, pero claro que sois vosotros. Es obvio que si vais a limpiar paredes, es para limpiar los grafitis que han aparecido en la villa estos días, solo era cuestión de tiempo que se mandase a alguien a hacerlo. Y sois los primeros que veo —dijo la mujer, con total seriedad—. Y lo que digo es importante. He estado investigando el caso, y tengo pistas que podrían ayudaros.
Las palabras de la señora lograron intrigarle un poco, pero haciendo uso de una habilidad sin igual, Juro, paso de ella y la redirecciono al edificio del Kage. Sin embargo parecía que la mujer ya tenía experiencia en el trato con personas que se la querían sacudir.
—¡No! —Exclamó la mujer, de repente—. Lo que quiero decir es que... Lo he intentado, pero nadie me hace caso, no les parece suficientemente relevante. Esos aficionados no entienden que los crímenes se resuelven con los pequeños detalles. Buscan la evidencia clara, un culpable. No ven que los detalles son mucho más valiosos.
Kazuma estaba comenzando a hacerse una idea muy poco agradable sobre el tipo de persona con la cual estaban tratando. Su primera impresión es que se trataba de una mujer dramática, con aspiraciones de detective y demasiado tiempo libre.
—Pero vosotros... Ahora que os tengo delante, lo veo claro. Os voy a ayudar a resolver el misterio de quién hizo esas pintadas —la mujer les miró, con determinación—. Tengo toda la información que buscáis sobre vuestros testigos principales, nombres, residencia, direcciones, como tratar a los huéspedes de las casas para que suelten la información...
—Señora... —trataba de buscar palabras cordiales, pero le estaba costando bastante—. Creo que categorizarlo como crimen es un poco exagerado. Cuando mucho solo se tratara de un grupo de chicos que estaban aburridos y que tenían unas cuantas latas de pintura a la mano —en el pasado ya había tratado de cerca con los artistas callejeros y en general resultaban ser chicos comunes que solo siguen una moda o arte sin tener malas intenciones—. Sé que tiene información valiosa, pero no creo que sea correcto involucrar a un civil en la logística de la misión.
No encontraba como culminar sin parecer el chico malo y grosero.
—Si fuera por mí, permitiría que nos acompañara con mucho gusto —dijo fingiendo pesar—. Pero… Es que nuestro líder de misión es alguien bastante intransigente y desconfiado… Por cierto este es nuestro gran líder. —Dijo señalando seriamente a Juro para que este cargara con cualquier queja o pero que pudiera poner aquella mujer.