24/03/2022, 16:43
En el último momento, Yota colocó su mano frente al rostro de su Sombra. Así, la telaraña lanzada por su homónimo se enredó entre sus dedos, en lugar de entorpecer su vista como había planeado en un principio y el Kusajin pudo al fin ejecutar su golpe final: una estocada directa al cuello. No hubo sangre. Tampoco vísceras. El metal sólo rasgó una especie de sombra que se alzó en el aire y comenzó a evaporarse entre extrañas volutas. El resto del cuerpo del Yota oscuro pronto siguió el mismo destino.
—No puedes escapar de mí, Sasagani Yota —dijo el Yota oscuro, del cual ya sólo se veía la mitad del rostro. Pese a las circunstancias, seguía sonriendo de aquella manera tan escalofriante—. Yo soy tú. Y no puedes escapar de las verdades que se esconden en tu coraz...
Mientras tanto, el combate entre los dos Uchiha continuaba. Tanto a nivel físico, como psicológico.
—¡Me cago en tu puta madre!
—¿Erena, dices? —sonrió el Zaide oscuro, cruel, intentando pinchar en los recuerdos más lejanos del otro Uchiha.
—¡Lo que te falta…! —continuó, intentando serenarse por todos los medios. La Sombra alzó una ceja con escepticismo y curiosidad entremezclados—. ¡Es una razón para luchar! ¡Yo lucho para sobrevivir! ¡Yo lucho para sobrevivir!
El Zaide oscuro fue a responder, pero antes de que tuviera tiempo para hacerlo, el suelo bajo sus pies cedió de repente, hundiéndose en una especie de pozo que le hizo caer sin remedio. La advertencia hacia su compañero llegó hasta sus oídos, pero no hizo nada. Y cuando el verdadero Zaide le lanzó aquella última pregunta: "¿¡Por qué luchas tú!?"; sólo le vio sonreír, justo antes de ser engullido por aquel dantesco tornado de Fūton que le engulló por completo. El viento vibró contra las rocas, despedazándolas sin piedad. El Bosque de Azur pareció vibrar a medida que el tornado seguía excavando y excavando. Engullendo también en el proceso el pilar de roca que se había formado al principio del combate. Pronto, el pozo creado por Zaide se había convertido en un auténtico cráter de unos veinte metros de diámetro. Parecía, a todas luces, el escenario de una catástrofe natural.
Como un eco lejano, aquellas fueron las últimas palabras que resonaron en la mente de Zaide antes de que el Bosque quedara en absoluto silencio. Pero, ¿qué había sido de Yota? ¿Estaba todo bien? ¿Y qué era aquel extraño cosquilleo que recorría su piel como electricidad estática?
—No puedes escapar de mí, Sasagani Yota —dijo el Yota oscuro, del cual ya sólo se veía la mitad del rostro. Pese a las circunstancias, seguía sonriendo de aquella manera tan escalofriante—. Yo soy tú. Y no puedes escapar de las verdades que se esconden en tu coraz...
Mientras tanto, el combate entre los dos Uchiha continuaba. Tanto a nivel físico, como psicológico.
—¡Me cago en tu puta madre!
—¿Erena, dices? —sonrió el Zaide oscuro, cruel, intentando pinchar en los recuerdos más lejanos del otro Uchiha.
—¡Lo que te falta…! —continuó, intentando serenarse por todos los medios. La Sombra alzó una ceja con escepticismo y curiosidad entremezclados—. ¡Es una razón para luchar! ¡Yo lucho para sobrevivir! ¡Yo lucho para sobrevivir!
El Zaide oscuro fue a responder, pero antes de que tuviera tiempo para hacerlo, el suelo bajo sus pies cedió de repente, hundiéndose en una especie de pozo que le hizo caer sin remedio. La advertencia hacia su compañero llegó hasta sus oídos, pero no hizo nada. Y cuando el verdadero Zaide le lanzó aquella última pregunta: "¿¡Por qué luchas tú!?"; sólo le vio sonreír, justo antes de ser engullido por aquel dantesco tornado de Fūton que le engulló por completo. El viento vibró contra las rocas, despedazándolas sin piedad. El Bosque de Azur pareció vibrar a medida que el tornado seguía excavando y excavando. Engullendo también en el proceso el pilar de roca que se había formado al principio del combate. Pronto, el pozo creado por Zaide se había convertido en un auténtico cráter de unos veinte metros de diámetro. Parecía, a todas luces, el escenario de una catástrofe natural.
««Lucho porque te des cuenta de que tu vida no tiene sentido, Uchiha Zaide.»»
Como un eco lejano, aquellas fueron las últimas palabras que resonaron en la mente de Zaide antes de que el Bosque quedara en absoluto silencio. Pero, ¿qué había sido de Yota? ¿Estaba todo bien? ¿Y qué era aquel extraño cosquilleo que recorría su piel como electricidad estática?
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