1/04/2022, 23:10
—¡JA! Forastero. — Su expresión mutó un poco para permitirse reír, por lo menos, de lo que decía.
Miró de reojo a las personas que se encontraban y, para sorpresa de nadie, unos shinobi estaban hablando con unos locales.
—Es fácil hablar cuando tienes la situación a tu favor. Si me consideras valiente o no ya es tema tuyo. Meterme en este lugar lleno de estúpidos con bandanas es demasiado riesgoso. — Sacó su billetera con una mano. —Pero tranquilo, ya nos cruzaremos en otro momento.
Nuevamente, una estela verde hizo gala, sin dejar rastro alguno del rastrero. Esta vez, ni siquiera se pudo ver a lo lejos donde estaba el hombre, como si se hubiera desaparecido en medio de la lluvia. Eso si, en el lugar donde estaba el hombre, cayeron unos 50 ryos a merced del que los deseara.
No mucho más tarde, una mujer de una estatura media hizo acto de presencia a unos metros de Hayato. No parecía distar de su edad, llevaba un pelo largo y de color blanco. Como era de esperarse, en su frente portaba la bandana de la aldea de la lluvia
—Uzujin. — Expresó al notar rápidamente la placa del chico. —¿Ha pasado algo? Vi mucho revuelo por la zona y la gente andaba un poco alterada.
Miró de reojo a las personas que se encontraban y, para sorpresa de nadie, unos shinobi estaban hablando con unos locales.
—Es fácil hablar cuando tienes la situación a tu favor. Si me consideras valiente o no ya es tema tuyo. Meterme en este lugar lleno de estúpidos con bandanas es demasiado riesgoso. — Sacó su billetera con una mano. —Pero tranquilo, ya nos cruzaremos en otro momento.
Nuevamente, una estela verde hizo gala, sin dejar rastro alguno del rastrero. Esta vez, ni siquiera se pudo ver a lo lejos donde estaba el hombre, como si se hubiera desaparecido en medio de la lluvia. Eso si, en el lugar donde estaba el hombre, cayeron unos 50 ryos a merced del que los deseara.
No mucho más tarde, una mujer de una estatura media hizo acto de presencia a unos metros de Hayato. No parecía distar de su edad, llevaba un pelo largo y de color blanco. Como era de esperarse, en su frente portaba la bandana de la aldea de la lluvia
—Uzujin. — Expresó al notar rápidamente la placa del chico. —¿Ha pasado algo? Vi mucho revuelo por la zona y la gente andaba un poco alterada.