3/04/2022, 20:36
Oh, pues claro que no había acabado.
De haberse estado enfrentando a otro rival, quizá lo hubiese dado por hecho. Pero combatía contra sí mismo, y él no pertenecía a esa clase de personas que cae al encajar el primer gran golpe. Por eso, cuando escuchó el eco de su propia voz resonando por todo el bosque, supo lo que iba a venir. ¿Cómo no iba a hacerlo? Solo existía una razón por la que, tres minutos atrás, hubiese lanzado un rayo al cielo.
Solo una.
—¡¡¡KIIIIRIIIIIIINNNNN!!! —rugió, en advertencia a Yota, saltando en dirección contraria para alejarse lo máximo posible de él. Porque intuía, casi sabía, que su Sombra le escogería a él y no a Yota si debía apuntar a solamente uno.
Su ojo sano zigzagueó entre los troncos y las ramas de los árboles, como un borracho buscando una gota de alcohol en la botella que se acaba de pimplar. Un fino rayo debía unirse con la mano del ejecutor antes de ejecutar el Raiton más poderoso de Ōnindo. Eso era todo lo que necesitaba. Encontrarlo antes de que…
...........................................¿Dónde estaba?
.....¿Dónde estaba?
................................................................................................................................................¡¿Dónde estaba?!
........ ¡¿DÓNDE ESTABA?!
.........................................................................................¡¿DÓNDE ESTABA!?
........¡¿DÓNDE…?!
Las fauces de un monstruoso dragón relampagueante se cernieron sobre él, como antaño se cernió sobre el Daimyō de la Tormenta. Solo tenía unas centésimas de segundo para evadirlo.
¿Evadirlo?
¡Ja!
Zaide no tuvo tiempo ni a pensar. No tuvo tiempo ni a mover un dedo. No tuvo tiempo ni a sentir miedo. Recibió tal Kirin encima que su cuerpo se desintegró en miles de partículas, uniéndose al humo y al polvo que la devastadora técnica generó. Sin quedar nada. Sin ser nada. Zaide, el que no se muere...
... había muerto.
De haberse estado enfrentando a otro rival, quizá lo hubiese dado por hecho. Pero combatía contra sí mismo, y él no pertenecía a esa clase de personas que cae al encajar el primer gran golpe. Por eso, cuando escuchó el eco de su propia voz resonando por todo el bosque, supo lo que iba a venir. ¿Cómo no iba a hacerlo? Solo existía una razón por la que, tres minutos atrás, hubiese lanzado un rayo al cielo.
Solo una.
—¡¡¡KIIIIRIIIIIIINNNNN!!! —rugió, en advertencia a Yota, saltando en dirección contraria para alejarse lo máximo posible de él. Porque intuía, casi sabía, que su Sombra le escogería a él y no a Yota si debía apuntar a solamente uno.
Su ojo sano zigzagueó entre los troncos y las ramas de los árboles, como un borracho buscando una gota de alcohol en la botella que se acaba de pimplar. Un fino rayo debía unirse con la mano del ejecutor antes de ejecutar el Raiton más poderoso de Ōnindo. Eso era todo lo que necesitaba. Encontrarlo antes de que…
...........................................¿Dónde estaba?
.....¿Dónde estaba?
................................................................................................................................................¡¿Dónde estaba?!
........ ¡¿DÓNDE ESTABA?!
.........................................................................................¡¿DÓNDE ESTABA!?
........¡¿DÓNDE…?!
¡¡¡¡¡BROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOMMMMMM!!!!!
Las fauces de un monstruoso dragón relampagueante se cernieron sobre él, como antaño se cernió sobre el Daimyō de la Tormenta. Solo tenía unas centésimas de segundo para evadirlo.
¿Evadirlo?
¡Ja!
Zaide no tuvo tiempo ni a pensar. No tuvo tiempo ni a mover un dedo. No tuvo tiempo ni a sentir miedo. Recibió tal Kirin encima que su cuerpo se desintegró en miles de partículas, uniéndose al humo y al polvo que la devastadora técnica generó. Sin quedar nada. Sin ser nada. Zaide, el que no se muere...
... había muerto.
1 AO mantenida
–![[Imagen: Uchiha-Zaide-eyes2.png]](https://i.ibb.co/gwnNShR/Uchiha-Zaide-eyes2.png)