4/04/2022, 17:07
Aprovechando hasta el último extracto de la situación, el Senju pudo notar a cada segundo que pasaba que estaba poniendo a su antagonista contra las cuerdas. Más que contra las cuerdas, contra una pared repleta de cuchillos adheridos a la misma. Ahora mismo, tenía todo el poder, y podía sentirlo en sus manos fluir. El hombre terminó sacando su billetera a regañadientes, y sentenció que pese que ahora no podía darle una lección, tarde o temprano se encontrarían. Quizás decía la verdad, pero en éste momento Siete lo dudaba mucho.
«Bueno, eso ya se verá tras la guerra...»
En un abrir y cerrar de ojos, el hombre desapareció de nuevo en un destello verde. Eso sí, dejando bajo lo que habría de ser su silueta un billete de 50 ryos, justo lo que entre comillas valía su salvoconducto. Ahora en teoría el Senju no habría de delatarlo. Aunque por otro lado, en ningún momento habían firmado el negocio, no habían tenido un apretón de manos.
Pero quizás eso sería caer demasiado bajo.
Fuese como fuese, terminó apareciendo una mujer a varios metros de Siete. La muchacha, ataviada con la placa de Amegakure, no titubeó en preguntar al Senju si sabía algo de todo el alboroto. Hayato sonrió tímidamente, no supo cómo si no reaccionar.
—Lo siento mucho, hubo un poco de alboroto por una confusión. Quise comprar una sombrilla, y terminé persiguiendo a un tipo porque decía venderlas más baratas... y todo mentira. Supongo que es fácil engañar a un forastero... jajaja.
Eso sí, terminó pillando el billete. Después de todo, le había costado lo suyo no perder al ladronzuelo, y mucho más convencerlo de darle ese "extra".
«Bueno, eso ya se verá tras la guerra...»
En un abrir y cerrar de ojos, el hombre desapareció de nuevo en un destello verde. Eso sí, dejando bajo lo que habría de ser su silueta un billete de 50 ryos, justo lo que entre comillas valía su salvoconducto. Ahora en teoría el Senju no habría de delatarlo. Aunque por otro lado, en ningún momento habían firmado el negocio, no habían tenido un apretón de manos.
Pero quizás eso sería caer demasiado bajo.
Fuese como fuese, terminó apareciendo una mujer a varios metros de Siete. La muchacha, ataviada con la placa de Amegakure, no titubeó en preguntar al Senju si sabía algo de todo el alboroto. Hayato sonrió tímidamente, no supo cómo si no reaccionar.
—Lo siento mucho, hubo un poco de alboroto por una confusión. Quise comprar una sombrilla, y terminé persiguiendo a un tipo porque decía venderlas más baratas... y todo mentira. Supongo que es fácil engañar a un forastero... jajaja.
Eso sí, terminó pillando el billete. Después de todo, le había costado lo suyo no perder al ladronzuelo, y mucho más convencerlo de darle ese "extra".