13/04/2022, 10:41
El monstruoso rayo cayó sobre la tierra y, durante un momento, la suave penumbra del Bosque de Azur se vio eclipsada por el fulgor de un blanco cegador. La luz se vio acompañada de inmediato por el ronco rugido del trueno, tan potente como podría ser el rugido de un Bijū liberado en todo su esplendor. Tan escalofriante que haría vibrar cada fibra de cualquier ser vivo que se encontrara alrededor. ¿Pero acaso quedaba algún ser vivo que pudiera ser testigo de esa destrucción?
Como si nada hubiera pasado, como si no hubiese sido más que un mal sueño, todo volvió a la normalidad. El silencio del bosque regresó, y las sombras volvieron a ganar la batalla la luz, sumiendo el Bosque de Azur en s habitual penumbra, sólo rota por aquella extraña bioluminiscencia azulada de las briznas de hierba y algún que otro hongo.
Afortunadamente, sí que habían quedado testigos de aquella hecatombe, de la máxima expresión del poder del Elemento Rayo. Sasagani Yota, tirado sobre la hierba y probablemente confundido y aturdido a partes iguales por lo que acababa de presenciar y por la explosión de estímulos que acababa de recibir, se vio completamente solo.
Uchiha Zaide no estaba con él.
Ni su captor, ni su Sombra.
Como si nada hubiera pasado, como si no hubiese sido más que un mal sueño, todo volvió a la normalidad. El silencio del bosque regresó, y las sombras volvieron a ganar la batalla la luz, sumiendo el Bosque de Azur en s habitual penumbra, sólo rota por aquella extraña bioluminiscencia azulada de las briznas de hierba y algún que otro hongo.
Afortunadamente, sí que habían quedado testigos de aquella hecatombe, de la máxima expresión del poder del Elemento Rayo. Sasagani Yota, tirado sobre la hierba y probablemente confundido y aturdido a partes iguales por lo que acababa de presenciar y por la explosión de estímulos que acababa de recibir, se vio completamente solo.
Uchiha Zaide no estaba con él.
Ni su captor, ni su Sombra.
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