14/04/2022, 14:47
La chica meditó por un instante dónde podían encontrar una de esas dichosas tiendas, dedicadas a música en gran parte o absoluta. Aclaró que no entendía mucho de música, pero que aún así podía llevarle a alguna de esas tiendas. Obviamente, era casi seguro que la mayor parte de las tiendas andarían en alguna calle o distrito específico, como venía a suceder en cualquier otra urbe. Lamentablemente, no se había estado manejando demasiado bien por éstas calles el Senju, pero en realidad era algo comprensible dada la extraña arquitectura de la misma. Por suerte, Jun seguro que se las sabría apañar.
—Perfe.
Apenas comenzaron a andar, la chica preguntó sin tapujos a Siete si era músico o algo. Algo que llamó la atención del joven Senju, pues no pensaba tener mucha pinta de músico. Esos solían vestir mucho más elegante, o justamente al contrario, mucho más estrafalario. Al menos eso había pensado siempre...
—No, no... solo busco algo de música distinta para el local. Tuve que darle un cambio de vueltas, y ahora es mucho más... mucho más de conciertos y eso. Siempre suelen haber grupos y tal, pero nunca está de mal tener un poco de música en lata. —Explicó, refiriéndose con ésto último a meros discos.
Poco a poco iban adentrándose en una zona que contenía aún más carteles luminosos, sobre todo dedicados a publicidad de todo tipo. Papel higiénico, toallas de puro algodón traído de las montañas del país de las remolachas, caballos blancos enanos, manga de todo tipo y gusto, limpieza de chimeneas... En fin, que realmente uno podía encontrar cualquier cosa allí, o eso parecía.
—Que por cierto, estás invitada. Cuando quieras puedes venir y ver el club, la primera bebida corre a mi cuenta.
El resto, obviamente no. Ante todo los negocios, el dinero no está para derrocharlo.
—Perfe.
Apenas comenzaron a andar, la chica preguntó sin tapujos a Siete si era músico o algo. Algo que llamó la atención del joven Senju, pues no pensaba tener mucha pinta de músico. Esos solían vestir mucho más elegante, o justamente al contrario, mucho más estrafalario. Al menos eso había pensado siempre...
—No, no... solo busco algo de música distinta para el local. Tuve que darle un cambio de vueltas, y ahora es mucho más... mucho más de conciertos y eso. Siempre suelen haber grupos y tal, pero nunca está de mal tener un poco de música en lata. —Explicó, refiriéndose con ésto último a meros discos.
Poco a poco iban adentrándose en una zona que contenía aún más carteles luminosos, sobre todo dedicados a publicidad de todo tipo. Papel higiénico, toallas de puro algodón traído de las montañas del país de las remolachas, caballos blancos enanos, manga de todo tipo y gusto, limpieza de chimeneas... En fin, que realmente uno podía encontrar cualquier cosa allí, o eso parecía.
—Que por cierto, estás invitada. Cuando quieras puedes venir y ver el club, la primera bebida corre a mi cuenta.
El resto, obviamente no. Ante todo los negocios, el dinero no está para derrocharlo.