4/05/2022, 22:07
Una vez encontrado el rastro, seguirlo fue mucho más sencillo. Su único ojo sano no le falló en eso, y logró dar con el kusajin al poco rato. Su rehén… libre y sin esposas. «¿Por qué cojones le quitaría las cadenas?» Se acordó de que había estado al borde de la muerte hacía tan solo unos instantes. «Ah… Ya. Por eso».
—¡Y yo que pensaba que estábamos forjando una sincera y mutua amistad! —exclamó a su espalda, en parte para asustarle—. Y a la primera que las cosas se tuercen un poco vas y me dejas tirado.
Su ojo sano recorrió el claro. Primero en busca de algo que no encontró. Luego encontrando algo que no buscaba.
—Qué extraño. Pensé que ya estarías con tu araña tocapelotas. —Frunció el ceño, en parte curioso, en parte escéptico—. ¿Y esas espadas?
—¡Y yo que pensaba que estábamos forjando una sincera y mutua amistad! —exclamó a su espalda, en parte para asustarle—. Y a la primera que las cosas se tuercen un poco vas y me dejas tirado.
Su ojo sano recorrió el claro. Primero en busca de algo que no encontró. Luego encontrando algo que no buscaba.
—Qué extraño. Pensé que ya estarías con tu araña tocapelotas. —Frunció el ceño, en parte curioso, en parte escéptico—. ¿Y esas espadas?