30/05/2022, 21:29
Las dos katanas le despertaron curiosidad, pero el mensaje en la piedra le tocó otro tipo de fibras. Disgusto, avaricia, repudia. La Tormenta se lo había arrebatado todo cuando tan solo era un crío. No, no la amaba, precisamente. Aunque tampoco tenía ansias de gobernarla. No obstante, agenciarse las katanas del hijo de la Primera Tormenta era tentador.
—Así que todo a lo que nos hemos enfrentado… ¿era para proteger estas katanas?
Debían valer una millonada. Por su valor histórico, pero seguramente también por su valor intrínseco.
—Dime, Yota —Se giró hacia él y le hizo la pregunta obvia—. ¿Cuánto amas a la Tormenta?
—Así que todo a lo que nos hemos enfrentado… ¿era para proteger estas katanas?
Debían valer una millonada. Por su valor histórico, pero seguramente también por su valor intrínseco.
—Dime, Yota —Se giró hacia él y le hizo la pregunta obvia—. ¿Cuánto amas a la Tormenta?