4/06/2022, 22:19
Como resultado de la interacción de las armas, unas chispas se volverían visibles en la habitación. Los imperfectos ojos de la kunoichi no podrían evitar sentir un ligero escalofrió por esa situación. ¿Qué arma había resultado herida?
Sintió el efecto de ese impacto, que se le había advertido en más de una ocasión que no debía buscar con un arma de filo. Pero ahí estaba, haciendo un trabajo de prueba de resistencia. Su trabajo ese día era constatar porque no se hacía eso que le advertían.
—Eso si lo sentí...
Pasaría su espada a la otra mano para luego sacudir la muñeca derecha que fue la que usó para hacer el corte.
Para sorpresa de todos, salvo el herrero, el bastón no había resistido el impacto, y la daga estaba en bastantes condiciones.
—El que necesites, Ichikawa-san.
Concedería la kunoichi mientras regresaba el arma a su mano hábil y adoptaba nuevamente una posición de guardia, aunque relajada.
—Oh... ¿Será...?
No pudo evitar comentar mientras miraba a su compañero perfeccionar el ritual de invocación nuevamente. Del interior del pergamino sacó una segunda marioneta, más aparatosa que Momo, con una forma aún más humanoide, hasta piernas tenía. Arata deseaba probar el filo de la espada contra su auto-denominada, mejor obra.
Lo que la tomaría por sorpresa sería la forma en la que Mimi se volvería una suerte de armadura para Momo. Incluso el herrero estaría asombrado por el resultado del muchacho.
—Es un trabajo espectacular el que has hecho, marionetista. Mimi se ve espectacular, no puedo esperar a ver que puedes hacer con ella.
Reconocería la médica de Amegakure. Levantando la guardia una vez más.
—Ahí voy.
Y sin mayor dilación. Cargaría su brazo hacía arriba como queriendo pinchar el techo con la punta de la daga y, mientras avanzaba hacía delante dando una nueva zancada. Buscaría descender su puño en coordinación con sus pies una vez más.
—¡Yah...!
Exclamaría al momento en que su espada y su pie llegasen al objetivo deseado, el temple de la fusión de Mimi y Momo. directamente a la frente.
Sintió el efecto de ese impacto, que se le había advertido en más de una ocasión que no debía buscar con un arma de filo. Pero ahí estaba, haciendo un trabajo de prueba de resistencia. Su trabajo ese día era constatar porque no se hacía eso que le advertían.
—Eso si lo sentí...
Pasaría su espada a la otra mano para luego sacudir la muñeca derecha que fue la que usó para hacer el corte.
Para sorpresa de todos, salvo el herrero, el bastón no había resistido el impacto, y la daga estaba en bastantes condiciones.
—El que necesites, Ichikawa-san.
Concedería la kunoichi mientras regresaba el arma a su mano hábil y adoptaba nuevamente una posición de guardia, aunque relajada.
—Oh... ¿Será...?
No pudo evitar comentar mientras miraba a su compañero perfeccionar el ritual de invocación nuevamente. Del interior del pergamino sacó una segunda marioneta, más aparatosa que Momo, con una forma aún más humanoide, hasta piernas tenía. Arata deseaba probar el filo de la espada contra su auto-denominada, mejor obra.
Lo que la tomaría por sorpresa sería la forma en la que Mimi se volvería una suerte de armadura para Momo. Incluso el herrero estaría asombrado por el resultado del muchacho.
—Es un trabajo espectacular el que has hecho, marionetista. Mimi se ve espectacular, no puedo esperar a ver que puedes hacer con ella.
Reconocería la médica de Amegakure. Levantando la guardia una vez más.
—Ahí voy.
Y sin mayor dilación. Cargaría su brazo hacía arriba como queriendo pinchar el techo con la punta de la daga y, mientras avanzaba hacía delante dando una nueva zancada. Buscaría descender su puño en coordinación con sus pies una vez más.
—¡Yah...!
Exclamaría al momento en que su espada y su pie llegasen al objetivo deseado, el temple de la fusión de Mimi y Momo. directamente a la frente.