5/06/2022, 16:10
La huida de Ranko fue, como mínimo, anticlimatico para Ruhara. Por suerte, la ninja de Kurama no tuvo que perseguirla, pues dos candidatos se propusieron para suplir su puesto de inmediato. Hasta un chimpancé con astigmatismo podría ver que hacer un dos contra uno no era una buena idea, y por ello, Ruhara no iba a hacerlo.
En cuanto se resolvió el tema del pajaro, Ruhara sacó una pequeña bola y la lanzó al suelo entre ella y la parejita. Sin esperarse a que impactase, empezaría a saltar hacia atrás para alejarse. Eso sería lo último que verían de ella antes de que una gran manta de humo cubriese tres metros alrededor del punto donde había impactado. Pasarían unos segundos antes de que Ruhara asomase por el lado contrario, separandose un par de metros más del humo para tener una visión más completa.
Cualquier cantidad de tiempo que pudiese darle a su general, sería una buena cantidad de tiempo. Ruhara se alejaría lentamente mirando a todas partes para intentar localizarles en cuanto pudiese.
Ranko usaba todo su conocimiento médico para intentar reanimar a su querida, sin embargo, su pulso sigue debilitandose y sus gritos de auxilio caian en saco roto. Cómo se les ha ordenado, todas las tropas de la Alianza han ido retrocediendo, solo para encontrarse con una retaguardia asediada y tener que volver a enzarzarse en combates y refriegas. Ahora, no hay nadie cerca para ayudarlas.
En cuanto se resolvió el tema del pajaro, Ruhara sacó una pequeña bola y la lanzó al suelo entre ella y la parejita. Sin esperarse a que impactase, empezaría a saltar hacia atrás para alejarse. Eso sería lo último que verían de ella antes de que una gran manta de humo cubriese tres metros alrededor del punto donde había impactado. Pasarían unos segundos antes de que Ruhara asomase por el lado contrario, separandose un par de metros más del humo para tener una visión más completa.
Cualquier cantidad de tiempo que pudiese darle a su general, sería una buena cantidad de tiempo. Ruhara se alejaría lentamente mirando a todas partes para intentar localizarles en cuanto pudiese.
Ranko usaba todo su conocimiento médico para intentar reanimar a su querida, sin embargo, su pulso sigue debilitandose y sus gritos de auxilio caian en saco roto. Cómo se les ha ordenado, todas las tropas de la Alianza han ido retrocediendo, solo para encontrarse con una retaguardia asediada y tener que volver a enzarzarse en combates y refriegas. Ahora, no hay nadie cerca para ayudarlas.