28/06/2022, 23:57
La kunoichi esperaba atentamente una confirmación por parte de su oponente para continuar con la agresión de mentiritas. Pero sin darse cuenta, por su falta de experiencia o quizás por su falta de percepción más bien, su interlocutora realmente no tenía la capacidad de emitir comentario alguno.
«¡Es un maldito clon!»
No pudo evitar pensar y concluir cuando aquel veloz trozo de metal afilado entró en su rango de visión.
Moguko antepuso su kunai en el lugar donde posiblemente la shuriken podría llegar a impactar en caso de no moverse, pero su cuerpo, reaccionando de una manera instintiva, buscó apartarse de la trayectoria. Intentó huir del daño retrocediendo torpemente con pasos hacía atrás, como muestra de una respuesta de su fuerza de voluntad, que le terminarían costando su equilibrio y caería contra el piso.
La shuriken seguiría su camino y se perdería en la niebla, pero quien no se perdería sería su rival de ese día.
Desde el piso, buscaría incorporarse tan pronto como fuese posible quedando nuevamente de rodillas en el piso y con la capucha de su capa una vez más desnudando su cabeza. Aun tenía en su poder su cuchillo.
—¡Esta vez te puedo ver bien!
Diría para luego lanzar su kunai hacía los pies de la chica.
«¡Es un maldito clon!»
No pudo evitar pensar y concluir cuando aquel veloz trozo de metal afilado entró en su rango de visión.
Moguko antepuso su kunai en el lugar donde posiblemente la shuriken podría llegar a impactar en caso de no moverse, pero su cuerpo, reaccionando de una manera instintiva, buscó apartarse de la trayectoria. Intentó huir del daño retrocediendo torpemente con pasos hacía atrás, como muestra de una respuesta de su fuerza de voluntad, que le terminarían costando su equilibrio y caería contra el piso.
La shuriken seguiría su camino y se perdería en la niebla, pero quien no se perdería sería su rival de ese día.
Desde el piso, buscaría incorporarse tan pronto como fuese posible quedando nuevamente de rodillas en el piso y con la capucha de su capa una vez más desnudando su cabeza. Aun tenía en su poder su cuchillo.
—¡Esta vez te puedo ver bien!
Diría para luego lanzar su kunai hacía los pies de la chica.