2/07/2022, 02:49
*La kunoichi estaba preparada para cualquier movimiento de la chica en frente suyo, observaba el kunai regresando en su dirección gracias a un hilo shinobi del cual no se había percatado, pero antes de que llegara a manos de su dueña, de entre la niebla un gran objeto había sido arrojado y ahora separaba a las dos.
Sayori había quedado igual de sorprendida que su oponente, observando primero en dirección desde la cuál apareció el objeto y luego desviando su mirada hacia Moguko, ella también quería una explicación y no sabía si era parte del combate, si se trataba de una ilusión o si realmente había alguien más, la sola idea hizo que se paralizara y la confianza que demostraba hacia tan solo unos minutos se desvanecía para volver a ser la chica de siempre, quien permanecía congelada en el lugar, sin poder ayudar a Moguko a apartarse pues sus piernas no respondían.*
«Vamos muévete… tienes que ayudar a Yamanouchi…»
- No… no fui yo… Moguko… vámonos
*Dijo primero a la joven para luego voltear a ver nuevamente a la niebla, ya sentía demasiada presión, estaba paralizada y el no poder ver a la otra persona, solo le hacía ponerse aún más nerviosa.*
- Quién… ¡¿quién anda ahí?!
*Seguro se arrepentiría de haber elaborado esa pregunta, ahora sostenía su espada con más fuerza, preparada para lo que se revelara desde la espesa niebla.*
Sayori había quedado igual de sorprendida que su oponente, observando primero en dirección desde la cuál apareció el objeto y luego desviando su mirada hacia Moguko, ella también quería una explicación y no sabía si era parte del combate, si se trataba de una ilusión o si realmente había alguien más, la sola idea hizo que se paralizara y la confianza que demostraba hacia tan solo unos minutos se desvanecía para volver a ser la chica de siempre, quien permanecía congelada en el lugar, sin poder ayudar a Moguko a apartarse pues sus piernas no respondían.*
«Vamos muévete… tienes que ayudar a Yamanouchi…»
- No… no fui yo… Moguko… vámonos
*Dijo primero a la joven para luego voltear a ver nuevamente a la niebla, ya sentía demasiada presión, estaba paralizada y el no poder ver a la otra persona, solo le hacía ponerse aún más nerviosa.*
- Quién… ¡¿quién anda ahí?!
*Seguro se arrepentiría de haber elaborado esa pregunta, ahora sostenía su espada con más fuerza, preparada para lo que se revelara desde la espesa niebla.*
«Pienso» l Hablo l Narro