3/07/2022, 14:32
Como si de un fantasma se tratase, una nueva entidad se manifestaría a espaldas de la Yuki. Una figura esbelta, con cabello bastante largo casi hasta su cadera y de un color azabache, no había muchos mas rasgos que uno pudiese llegar a apreciar. El rostro de la kunoichi estaba cubierto en parte por su propio respirador, su mirada estaba cubierta por un visor bastante particular y sus orejas tenían conectado una especie de comunicador, curioso que tuviese uno en cada oído.
—Disculpa a mi amigo, esta un poco molesto esta mañana...
Pediría con una voz bastante aguda e igual de espeluznante yendo al caso.
Posaría sus manos sobre los hombros de Sayori, manteniéndola en su lugar.
—Planeábamos tener una mañana tranquila, entrenar un poco... pero imagínense nuestra sorpresa al ser recibidos... con un ataque.
Moguko empezaba a darse una idea de lo que estaba pasando en este lugar, aquellos dos ninja estaban queriendo intimidarlas, echarlas del lugar si eso iba al caso. Pero ninguno de los dos tenía un chaleco, ni las placas reglamentarias, ni ningún otro distintivo que exhibiese un rango superior al suyo.
—Ahora... ¿Quién de ustedes es responsable de esta agresión?
Acercó ligeramente su rostro hasta Sayori, lo suficiente como para que esta pudiese sentir el aire que dejaba escapar el respirador al hacer su proceso de depuración de oxigeno.
—¿Fuiste tu?
Consultaría apretando ligeramente sus hombros y mirándola desde aquel frío e inexpresivo dispositivo de visión.
—Disculpa a mi amigo, esta un poco molesto esta mañana...
Pediría con una voz bastante aguda e igual de espeluznante yendo al caso.
Posaría sus manos sobre los hombros de Sayori, manteniéndola en su lugar.
—Planeábamos tener una mañana tranquila, entrenar un poco... pero imagínense nuestra sorpresa al ser recibidos... con un ataque.
Moguko empezaba a darse una idea de lo que estaba pasando en este lugar, aquellos dos ninja estaban queriendo intimidarlas, echarlas del lugar si eso iba al caso. Pero ninguno de los dos tenía un chaleco, ni las placas reglamentarias, ni ningún otro distintivo que exhibiese un rango superior al suyo.
—Ahora... ¿Quién de ustedes es responsable de esta agresión?
Acercó ligeramente su rostro hasta Sayori, lo suficiente como para que esta pudiese sentir el aire que dejaba escapar el respirador al hacer su proceso de depuración de oxigeno.
—¿Fuiste tu?
Consultaría apretando ligeramente sus hombros y mirándola desde aquel frío e inexpresivo dispositivo de visión.