4/07/2022, 15:50
La paciencia de Sayori eventualmente terminaría por agotarse y su orgullo como guerrera le haría mover su cuerpo casi de manera instintiva. Agrediendo físicamente a su acosadora.
Esta se apartaría y se resentiría del golpe, buscando acomodarse el aparato que usaba para ver el mundo.
—¡Hija de puta!
No pudo evitar dejar escapar el alarido mientras su compañero dejaba escapar una risotada.
—¡Pero qué codazo te comiste, Arashino. Tenés que tener mas cuidado!
Moguko no podría evitar aprovechar ese momento de valentía de su compañera para buscar agruparse un poco con ella, claramente la chica había tomado la iniciativa de la acción y eso había hecho que su instinto médico se dispare tambien.
—¡Tenemos tanto derecho a este lugar como ustedes, tambien somos ninja de Amegakure!
Agregaría al comentario que dejaría escapar de sus labios la antisocial kunoichi.
—¿Ah si?
Preguntaría la ninja de los aparatos que se había terminado de reincorporar luego del codazo.
—Vamos a entrenar entonces... ¿querés entrenar con estas dos, Ameno?
El muchacho empujaría la dai-shuriken con su pie levantándolo en el aire para luego atraparlo con una mano haciendolo girar, presumiendo su destreza con ella.
—No estaría mal practicar un poco de puntería con un blanco real.
Moguko no pudo evitar mirar a Sayori con sincera preocupación. Aquellos bravucones no parecían estar bromeando precisamente que digamos.
—Eh... Yuki-san... ¿Será que mejor nos vamos?
Susurró por lo bajo a su compañera.
Esta se apartaría y se resentiría del golpe, buscando acomodarse el aparato que usaba para ver el mundo.
—¡Hija de puta!
No pudo evitar dejar escapar el alarido mientras su compañero dejaba escapar una risotada.
—¡Pero qué codazo te comiste, Arashino. Tenés que tener mas cuidado!
Moguko no podría evitar aprovechar ese momento de valentía de su compañera para buscar agruparse un poco con ella, claramente la chica había tomado la iniciativa de la acción y eso había hecho que su instinto médico se dispare tambien.
—¡Tenemos tanto derecho a este lugar como ustedes, tambien somos ninja de Amegakure!
Agregaría al comentario que dejaría escapar de sus labios la antisocial kunoichi.
—¿Ah si?
Preguntaría la ninja de los aparatos que se había terminado de reincorporar luego del codazo.
—Vamos a entrenar entonces... ¿querés entrenar con estas dos, Ameno?
El muchacho empujaría la dai-shuriken con su pie levantándolo en el aire para luego atraparlo con una mano haciendolo girar, presumiendo su destreza con ella.
—No estaría mal practicar un poco de puntería con un blanco real.
Moguko no pudo evitar mirar a Sayori con sincera preocupación. Aquellos bravucones no parecían estar bromeando precisamente que digamos.
—Eh... Yuki-san... ¿Será que mejor nos vamos?
Susurró por lo bajo a su compañera.