10/08/2022, 19:06
Zaide rio. Una carcajada ácida, carente de alegría.
—¿Ayudarte a rescatar a Daigo después de venderle yo mismo? —Eso sería tan irónico y contradictorio que, le jodía reconocerlo, hasta sería propio de él—. Quien sabe, kusajin. Por el precio adecuado... quién sabe.
Aunque en aquellos momentos no se le ocurría que podía ofrecerle Yota que le interesase tanto.
—Pero levántate, chico —dijo, molesto al verle de rodillas—. Yo no soy ningún Señor al que le tengas que rendir pleitesía.
—¿Ayudarte a rescatar a Daigo después de venderle yo mismo? —Eso sería tan irónico y contradictorio que, le jodía reconocerlo, hasta sería propio de él—. Quien sabe, kusajin. Por el precio adecuado... quién sabe.
Aunque en aquellos momentos no se le ocurría que podía ofrecerle Yota que le interesase tanto.
—Pero levántate, chico —dijo, molesto al verle de rodillas—. Yo no soy ningún Señor al que le tengas que rendir pleitesía.