12/11/2022, 02:06
La Matasanos le miró largo y tendido, quizá por solo unos segundos, pero parecieron eternos. Ella fue quien le dijo que no iban a poder salir todos vivos de allí. Ella fue quien le dijo que sería mejor dejar gente atrás para aumentar sus probabilidades de sobrevivir. La Llorona ya pesaba lo suficiente. Recorrer todo el pasillo ya iba a ser lo suficientemente peligroso como para cargar con un segundo peso muerto. Si hubiese estado en otras condiciones... Pero, joder, llevaba meses comiendo mierda y bebiéndose su propia orina. Estaba flaca, mareada, manteniéndose en pie a base de pura fuerza de voluntad.
Sí, gracias a Daigo, habían llegado hasta allí. Gracias a Daigo, habían atisbado la luz de la esperanza. Pero también seguía viva por la Llorona. Tenía una deuda que saldar con ella. La miró. Volvió a mirar a Daigo... y decidió.
—¿Podrías darme tus dos cadenas? Me vendría bien, y tú ya no las vas a necesitar —alargó la mano libre, por si se las daba—. Espero que lo entiendas.
Sí, gracias a Daigo, habían llegado hasta allí. Gracias a Daigo, habían atisbado la luz de la esperanza. Pero también seguía viva por la Llorona. Tenía una deuda que saldar con ella. La miró. Volvió a mirar a Daigo... y decidió.
—¿Podrías darme tus dos cadenas? Me vendría bien, y tú ya no las vas a necesitar —alargó la mano libre, por si se las daba—. Espero que lo entiendas.