12/11/2022, 02:32
La Matasanos puso los ojos en blanco, negando con la cabeza.
—Mira que eres cretino —le espetó, agachándose para robárselas y tirarlas al suelo. Con lo débil que se encontraba él, no iba a poder hacer mucho para detenerla. Luego cogió el brazo de Daigo y tiró de él para cargarlo sobre su espalda—. Suficiente tengo con cargar tus setenta y cinco kilos de peso como para meterme cinco más encima. Así que abrázate a mí y calla. Si nos encontramos guardias, estamos muertos igualmente.
No esperó a que nadie protestase. Simplemente empezó a andar.
El camino de vuelta fue mucho más lento que el de la vuelta. De nuevo, pasaron al lado de una puerta donde escucharon un gimoteo. En esta ocasión, la Matasanos ni tan siquiera torció la vista. Suficiente tenía con seguir dando pasos. La Hambrienta era quien más peso soportaba de la Llorona, pero ella tenía que tirar del Sin Piernas.
—No me puedo creer que volvamos aquí. Con lo que nos costó salir —farfulló, en la entrada de la celda.
—Lo mismo digo, hijaputa. Lo mismo digo.
—Mira que eres cretino —le espetó, agachándose para robárselas y tirarlas al suelo. Con lo débil que se encontraba él, no iba a poder hacer mucho para detenerla. Luego cogió el brazo de Daigo y tiró de él para cargarlo sobre su espalda—. Suficiente tengo con cargar tus setenta y cinco kilos de peso como para meterme cinco más encima. Así que abrázate a mí y calla. Si nos encontramos guardias, estamos muertos igualmente.
No esperó a que nadie protestase. Simplemente empezó a andar.
• • •
El camino de vuelta fue mucho más lento que el de la vuelta. De nuevo, pasaron al lado de una puerta donde escucharon un gimoteo. En esta ocasión, la Matasanos ni tan siquiera torció la vista. Suficiente tenía con seguir dando pasos. La Hambrienta era quien más peso soportaba de la Llorona, pero ella tenía que tirar del Sin Piernas.
—No me puedo creer que volvamos aquí. Con lo que nos costó salir —farfulló, en la entrada de la celda.
—Lo mismo digo, hijaputa. Lo mismo digo.