28/11/2022, 00:39
Tres Dientes, ya en otro plano, fue clave para el camino que escogieron. Uno cuyo resultado no encontraron hasta horas después. Había cuatro posibilidades. Una de ellas, presumiblemente, llevaba a las cercanías de las Pirámides de Sanbei. ¿Las otras tres? Solo conseguirían descubrir una de ellas, cuando la Matasanos pegó un grito y se le escuchó caer una decena de metros abajo. Se oyó el característico sonido del agua salpicando.
—¡Estoy bien! —gritó, desde abajo, para alivio de todos—. ¡No sigáis caminando! ¡El suelo desaparece de pronto y...! Buah, ¡Esto es un pozo! ¡Estamos en un pozo! Allá arriba... ¡Veo algo de luz!
Oh, y así era. Si Daigo ponía cuidado en aproximarse al borde y alzaba la vista, vería un trozo del firmamento. Las estrellas brillaban con fuerza, y casi podía sentir la fría brisa acariciándole la piel.
—¿Un pozo? O estamos en Inaka, o en algún pequeño oasis del desierto. Joder, no sé qué prefiero.
—¿Qué más da? ¡Somos libres! ¡SOMOS LIBRES!
—¡Estoy bien! —gritó, desde abajo, para alivio de todos—. ¡No sigáis caminando! ¡El suelo desaparece de pronto y...! Buah, ¡Esto es un pozo! ¡Estamos en un pozo! Allá arriba... ¡Veo algo de luz!
Oh, y así era. Si Daigo ponía cuidado en aproximarse al borde y alzaba la vista, vería un trozo del firmamento. Las estrellas brillaban con fuerza, y casi podía sentir la fría brisa acariciándole la piel.
—¿Un pozo? O estamos en Inaka, o en algún pequeño oasis del desierto. Joder, no sé qué prefiero.
—¿Qué más da? ¡Somos libres! ¡SOMOS LIBRES!