12/12/2022, 21:00
La Matasanos tiró el caldero vacío al pozo y giró la polea para traerlo de vuelta encharcado en agua. Todos corrieron como locos a emborracharse de ella, como alcohólicos que llevasen días sin probar ni una gota de vino. No fue hasta que todos terminaron que hidrataron al desconocido.
—Hostia, ya sé quién es. Tú no lo conoces, Matasanos. Lo tiraron al Ojete antes de que llegases —explicó la Hambrienta—. Tuvimos que aliarnos entre todos para tirarle por el agujero. Ahora está en los huesos, pero el primer día…
—Así que intentasteis matarle por ver peligrar vuestra posición de poder. —No lo decía en tono acusatorio, sino comprensivo. Allí abajo era la única manera de sobrevivir—. Debió partirse los huesos en la caída, y sobrevivir a base de nuestra mierda y nuestros meados. No sé cómo coño sigue vivo.
La Hambrienta se encogió de hombros, mirando a su alrededor.
—Creo que estamos en la plaza de los astros. Conozco a alguien cerca que podría escondernos por un tiempo. Aunque antes… —miró a Daigo—. Me prometiste algo, Sin Piernas.
—Hostia, ya sé quién es. Tú no lo conoces, Matasanos. Lo tiraron al Ojete antes de que llegases —explicó la Hambrienta—. Tuvimos que aliarnos entre todos para tirarle por el agujero. Ahora está en los huesos, pero el primer día…
—Así que intentasteis matarle por ver peligrar vuestra posición de poder. —No lo decía en tono acusatorio, sino comprensivo. Allí abajo era la única manera de sobrevivir—. Debió partirse los huesos en la caída, y sobrevivir a base de nuestra mierda y nuestros meados. No sé cómo coño sigue vivo.
La Hambrienta se encogió de hombros, mirando a su alrededor.
—Creo que estamos en la plaza de los astros. Conozco a alguien cerca que podría escondernos por un tiempo. Aunque antes… —miró a Daigo—. Me prometiste algo, Sin Piernas.
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