11/01/2023, 18:14
Daigo se sintió aliviado al escuchar de nuevo la voz de Eri, y aún más ahora que sabía que ella misma estaba en el equipo que había sido enviado para rescatarlo, no solo porque necesitaba ver a un rostro conocido, sino también porque quizás ella se vería más inclinada a ayudarlo con el pequeño favor que le pediría.
Luego de que la Uzumaki se marchase a ayudar a Junrei, Daigo le sonrió. La verdad es que Uzushiogakure se había tomado bastantes molestias en salvarlo, por algún motivo. ¿En cuántos problemas se había tenido que meter Eri para convencerlos de ayudarlo? Hasta donde él recordaba, la relación de Kusagakure con el resto de las aldeas no era la mejor. ¿Acaso había mejorado la situación mientras él estaba encerrado? Eso sería un sueño.
— Sí... siento mucho todos los problemas que les estoy causando. —Respondió Daigo, inclinando la cabeza en una reverencia—. Lo he intentado, pero no consigo dar un solo paso.
No era algo que le hubiese dicho a nadie, realmente, pero esta vez sí: estaba aterrado. Aunque lo había estado ocultando con aparente calma, pero temía que sus piernas no se volviesen a mover. Ya había sido un milagro que pudiese volver a andar después de lo que le hizo Zaide, pero ahora que había llevado su cuerpo mucho más allá de sus límites e incluso había vuelto de entre los muertos, ¿qué sería de él si sus piernas no le respondían más? ¿Qué haría? ¿Qué podía hacer siquiera? No era algo en lo que quisiese pensar por el momento.
— Pero conozco un método para salir. No tendríamos que pasar por los muros ni los mercenarios que cercan la ciudad. —Le dijo—. Existen unos túneles subterráneos que conectan Inaka con la prisión y con las Píramides de Sanbei, entre otros sitios. Podríamos utilizarlas, pero... antes de salir, necesito pedirles otro favor.
Posó ambas manos sobre sus rodillas e inclinó la cabeza tanto como su posición le permitía a modo de reverencia. El tipo de reverencia que se hace cuando se pide un favor importante.
— Necesito sacar de aquí también a las dos chicas que están aquí. Yo no estaría vivo ahora mismo de no ser por ellas. —Habría pedido también que sacasen a Junrei, pero él no tenía ninguna necesidad de ir con ellos. Ya sería libre de volver a casa en cuanto Eri le quitase el sello—. Sé... que es mucho pedir, pero se los compensaré. Lo prometo.
Luego de que la Uzumaki se marchase a ayudar a Junrei, Daigo le sonrió. La verdad es que Uzushiogakure se había tomado bastantes molestias en salvarlo, por algún motivo. ¿En cuántos problemas se había tenido que meter Eri para convencerlos de ayudarlo? Hasta donde él recordaba, la relación de Kusagakure con el resto de las aldeas no era la mejor. ¿Acaso había mejorado la situación mientras él estaba encerrado? Eso sería un sueño.
— Sí... siento mucho todos los problemas que les estoy causando. —Respondió Daigo, inclinando la cabeza en una reverencia—. Lo he intentado, pero no consigo dar un solo paso.
No era algo que le hubiese dicho a nadie, realmente, pero esta vez sí: estaba aterrado. Aunque lo había estado ocultando con aparente calma, pero temía que sus piernas no se volviesen a mover. Ya había sido un milagro que pudiese volver a andar después de lo que le hizo Zaide, pero ahora que había llevado su cuerpo mucho más allá de sus límites e incluso había vuelto de entre los muertos, ¿qué sería de él si sus piernas no le respondían más? ¿Qué haría? ¿Qué podía hacer siquiera? No era algo en lo que quisiese pensar por el momento.
— Pero conozco un método para salir. No tendríamos que pasar por los muros ni los mercenarios que cercan la ciudad. —Le dijo—. Existen unos túneles subterráneos que conectan Inaka con la prisión y con las Píramides de Sanbei, entre otros sitios. Podríamos utilizarlas, pero... antes de salir, necesito pedirles otro favor.
Posó ambas manos sobre sus rodillas e inclinó la cabeza tanto como su posición le permitía a modo de reverencia. El tipo de reverencia que se hace cuando se pide un favor importante.
— Necesito sacar de aquí también a las dos chicas que están aquí. Yo no estaría vivo ahora mismo de no ser por ellas. —Habría pedido también que sacasen a Junrei, pero él no tenía ninguna necesidad de ir con ellos. Ya sería libre de volver a casa en cuanto Eri le quitase el sello—. Sé... que es mucho pedir, pero se los compensaré. Lo prometo.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.