2/03/2023, 22:50
A Daigo lo transportaron por una espiral de escaleras que descendía por el interior del tronco del árbol, iluminado con candelabros de luciérnagas y flores que emitían luz. Había numerosas puertas en cada rincón. Algunas accesibles por las escaleras. Otras, parecía que tuvieses que saltar o usar alguna liana para alcanzarlas, pues no había ningún suelo bajo ellas.
Al kusajin lo llevaron hasta una habitación con poco más que una hamaca para dormir. Sin ventanas. Sin más luz que la producida por flores de luz que nacían del techo. Cerraron la puerta, y se oyó el característico sonido de un cerrojo. Además, Daigo sintió la presencia de al menos un guardia al otro lado.
Volvía a estar encerrado, y esta vez, en auténtica solitud.
Al kusajin lo llevaron hasta una habitación con poco más que una hamaca para dormir. Sin ventanas. Sin más luz que la producida por flores de luz que nacían del techo. Cerraron la puerta, y se oyó el característico sonido de un cerrojo. Además, Daigo sintió la presencia de al menos un guardia al otro lado.
Volvía a estar encerrado, y esta vez, en auténtica solitud.