6/03/2023, 20:28
Baruck torció la boca en una media sonrisa, enseñando los colmillos.
—Guárdate esos títulos honoríficos para otro. No soy el rey, solo quien se encarga de que esto siga funcionando mientras él se encuentra ausente. —Poco a poco, los juegos y las riñas fueron menguando. Alguno iba demasiado borracho o estaba demasiado ensimismado en su partida como para haberse enterado, pero la atención del resto fue posándose en ellos dos—. ¡Tsukiyama Daigo! Cuando escuché tu nombre hoy por primera vez me di cuenta de una cosa: ya lo había oído.
Junrei alzó las cejas, sorprendido. Nadie allí parecía saber de qué hablaba, pues lucían igual de intrigados.
—Lo escuché de pasada, en una conversación entre el difunto Rey Kong y otra persona. Querían ofrecerte el Gran Pergamino de nuestra Familia, en cuanto probasen tus facultades en cierta misión en el desierto. Esa persona era Moyashi Kenzou, y según escuché, algo te insinuó.
¿Se acordaría Daigo de aquella conversación? ¿Seguiría todavía registrada en su memoria?
—Y mírate aquí, años después, salvando a uno de los nuestros en una misión del desierto. El rey Kong y Kenzou ya han pasado a mejor vida, pero yo estuve ahí ese día. ¿Crees en el destino, Daigo?
—Guárdate esos títulos honoríficos para otro. No soy el rey, solo quien se encarga de que esto siga funcionando mientras él se encuentra ausente. —Poco a poco, los juegos y las riñas fueron menguando. Alguno iba demasiado borracho o estaba demasiado ensimismado en su partida como para haberse enterado, pero la atención del resto fue posándose en ellos dos—. ¡Tsukiyama Daigo! Cuando escuché tu nombre hoy por primera vez me di cuenta de una cosa: ya lo había oído.
Junrei alzó las cejas, sorprendido. Nadie allí parecía saber de qué hablaba, pues lucían igual de intrigados.
—Lo escuché de pasada, en una conversación entre el difunto Rey Kong y otra persona. Querían ofrecerte el Gran Pergamino de nuestra Familia, en cuanto probasen tus facultades en cierta misión en el desierto. Esa persona era Moyashi Kenzou, y según escuché, algo te insinuó.
¿Se acordaría Daigo de aquella conversación? ¿Seguiría todavía registrada en su memoria?
—Y mírate aquí, años después, salvando a uno de los nuestros en una misión del desierto. El rey Kong y Kenzou ya han pasado a mejor vida, pero yo estuve ahí ese día. ¿Crees en el destino, Daigo?