7/03/2023, 19:35
Daigo no pudo sonreír un poco al darse cuenta de lo que estaba pasando. Antes de entrar a la sala, ya se había imaginado que no iba a ser todo tan sencillo, pero se había confiado demasiado cuando Baruck le habló de Kenzou. Ahora parecía que estaba utilizando aquella oportunidad para declarar alguna especie de mensaje político. Uno para todos los gorilas.
El gorila empezó a hablar de la relación que solían tener con Kenzou. Habló de como hacía que le pasasen información y como eso creaba disputas entre la familia. Eso ya Daigo lo sabía. No lo detalles, sino que Kenzou era la clase de persona que hacía ese tipo de cosas, aunque ese no era el Moyashi Kenzou que él admiraba. El Kenzou que Daigo admiraba no existía. Era una especie de superhéroe que él mismo había creado y que, incluso sin ser real, había tenido efectos reales en él y en cientos de kusajin.
A medida que Baruck continuaba con su discurso, el boxeador poco a poco entendía mejor lo que buscaba. Parecía que no pretendía otorgarle el pergamino a Daigo sin más. Quería algo de vuelta y... eso estaba bien. De todos modos, el kusajin era la clase de persona que no podía ver un problema sin querer ayudar, aunque Baruck pareció dudar de la utilidad del chico en ese momento. Nathifa también dudó de lo mismo en su momento. Eso no acabó bien.
Daigo sonrió.
— No planeo retirarme. —Le dijo—. Volveré a andar y cumpliré con mi objetivo.
Al fin y al cabo ese era su destino.
El gorila empezó a hablar de la relación que solían tener con Kenzou. Habló de como hacía que le pasasen información y como eso creaba disputas entre la familia. Eso ya Daigo lo sabía. No lo detalles, sino que Kenzou era la clase de persona que hacía ese tipo de cosas, aunque ese no era el Moyashi Kenzou que él admiraba. El Kenzou que Daigo admiraba no existía. Era una especie de superhéroe que él mismo había creado y que, incluso sin ser real, había tenido efectos reales en él y en cientos de kusajin.
A medida que Baruck continuaba con su discurso, el boxeador poco a poco entendía mejor lo que buscaba. Parecía que no pretendía otorgarle el pergamino a Daigo sin más. Quería algo de vuelta y... eso estaba bien. De todos modos, el kusajin era la clase de persona que no podía ver un problema sin querer ayudar, aunque Baruck pareció dudar de la utilidad del chico en ese momento. Nathifa también dudó de lo mismo en su momento. Eso no acabó bien.
Daigo sonrió.
— No planeo retirarme. —Le dijo—. Volveré a andar y cumpliré con mi objetivo.
Al fin y al cabo ese era su destino.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.