17/03/2023, 20:54
Daigo sonrió.
— Sí... ¡por la paz! —Y chocó su puño con el de Baruck, sellando su hermandad.
A partir de ese día, el tiempo pasó volando. Los días, las semanas y los meses vinieron y se fueron tan rápido como una hora en la que te lo estás pasando bien. Cada día se esforzaba en recuperarse, en rehabilitarse. En renacer. No fue fácil. Aunque estaba preparado para seguir, sus pies ya estaban cubiertos de demasiada sangre y demasiada arena y no había cantidad de agua bendita en el mundo que los pudiese limpiar. Allá donde fuese, su camino estaba manchado, pero no se podía detener, o se acabaría hundiendo en todo el barro que traía consigo.
Meses más tarde, finalmente, Daigo salió de las tierras de los gorilas como un hombre nuevo. No se había quedado para aprender todo lo que tenían que enseñarle. Ni siquiera se había quedado hasta recuperarse del todo. En cuanto consiguieron resolver la guerra con los leopardos emprendió de nuevo su viaje, aunque sus pies no lo llevarían a casa, no. Antes tenía algo que hacer.
— Espero que estés bien... —Dijo, planteándose frente a aquellas puertas por primera vez en su vida—. Eri-san.
— Sí... ¡por la paz! —Y chocó su puño con el de Baruck, sellando su hermandad.
A partir de ese día, el tiempo pasó volando. Los días, las semanas y los meses vinieron y se fueron tan rápido como una hora en la que te lo estás pasando bien. Cada día se esforzaba en recuperarse, en rehabilitarse. En renacer. No fue fácil. Aunque estaba preparado para seguir, sus pies ya estaban cubiertos de demasiada sangre y demasiada arena y no había cantidad de agua bendita en el mundo que los pudiese limpiar. Allá donde fuese, su camino estaba manchado, pero no se podía detener, o se acabaría hundiendo en todo el barro que traía consigo.
Meses más tarde, finalmente, Daigo salió de las tierras de los gorilas como un hombre nuevo. No se había quedado para aprender todo lo que tenían que enseñarle. Ni siquiera se había quedado hasta recuperarse del todo. En cuanto consiguieron resolver la guerra con los leopardos emprendió de nuevo su viaje, aunque sus pies no lo llevarían a casa, no. Antes tenía algo que hacer.
— Espero que estés bien... —Dijo, planteándose frente a aquellas puertas por primera vez en su vida—. Eri-san.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.