17/02/2016, 07:47
El asunto había quedado zanjado y la difícil prueba por la que acababan de pasar era cosa del pasado. Ahora solo les quedaba ponerse en marcha para completar su misión, eso claro si no se encontraban con otra persona como aquella. Al Ishimura le había quedado un mal sabor de boca por lo sucedido, pero estaba consciente de que no era momento de preocuparse por sus consideraciones morales. En aquel instante su deber le apremiaba con fuerza, más aún cuando vio hacia el cielo y se dio cuenta que la señora les había hecho perder tiempo valioso.
—Pongámonos en marcha. —Con la distracción alejada de su mente, recordaba su deber como orientador para con sus camaradas.
Con determinación tomo las cosas que le tocaba llevar y emprendió la caminata, esperando que sus compañeros le siguieran de cerca. Ya había estado en aquella zona unos años antes, por lo que sabía cómo llegar hasta allí. Primero debían dirigirse al sur por una de las calles principales, luego al toparse con una vieja herrería tendrían que girar hacia el oeste y finalmente luego de caminar en línea recta, se hallarían en una zona residencial de clase media.
«Bien, aún recuerdo el camino —mentalmente repasó el recorrido que debían de seguir—. Pero siento que estoy olvidando algo importante…»
El de piel morena no había compartido con anterioridad su conocimiento sobre las rutas urbanas con el equipo. Si alguno de sus compañeros le preguntara bien podría contarles cómo llegar, o mejor aún dibujarles una línea de recorrido en algún mapa que pudieran facilitarle. Claro, también estaba la posibilidad de que sus compañeros se dignaran a seguirle sin pronunciar palabra alguna, aunque luego de lo sucedido puede que se terminara convirtiendo en un largo e incomodo silencio.
—Pongámonos en marcha. —Con la distracción alejada de su mente, recordaba su deber como orientador para con sus camaradas.
Con determinación tomo las cosas que le tocaba llevar y emprendió la caminata, esperando que sus compañeros le siguieran de cerca. Ya había estado en aquella zona unos años antes, por lo que sabía cómo llegar hasta allí. Primero debían dirigirse al sur por una de las calles principales, luego al toparse con una vieja herrería tendrían que girar hacia el oeste y finalmente luego de caminar en línea recta, se hallarían en una zona residencial de clase media.
«Bien, aún recuerdo el camino —mentalmente repasó el recorrido que debían de seguir—. Pero siento que estoy olvidando algo importante…»
El de piel morena no había compartido con anterioridad su conocimiento sobre las rutas urbanas con el equipo. Si alguno de sus compañeros le preguntara bien podría contarles cómo llegar, o mejor aún dibujarles una línea de recorrido en algún mapa que pudieran facilitarle. Claro, también estaba la posibilidad de que sus compañeros se dignaran a seguirle sin pronunciar palabra alguna, aunque luego de lo sucedido puede que se terminara convirtiendo en un largo e incomodo silencio.