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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#2
Días antes de viajar hacia los Arrozales del Silencio.

Perdón.

Las 3 armas ya se encontraban envainadas. La uchigatana y ninjato de Shirō, y la kodachi de Jun. El joven se encontraba casi intacto, como si no hubiera estado entrenando durante ese tiempo con su hermana. Por el lado de ella, estaba exhausta, tanto por el esfuerzo físico como por la frustración. No era fácil enfrentarse a un chunin, menos si se trataba de su hermano, uno de los más destacados espadachines de su familia.

La chica sintió que le hizo perder el tiempo. Tan cerca de que ambos partieran a sus respectivas misiones, tan cerca de la guerra... Le hacía mal que su hermano mayor no esté aprovechando esos momentos para entrenar con alguien más apto.

Shirō volteó la cabeza al escucharla y caminó hacia una dirección del dojo. La pequeña escuchó esos pasos, no se atrevía a mirarle a la cara, le daba vergüenza. Pero, la respuesta que estaba esperando, nunca llegó. Lo que recibió fue una toalla que le cayó en la cabeza.

No sé qué dices pero ya sécate, estás empapada de sudor. Cochina. — Luego de su caminata, se oyó como abría la puerta plegadiza del dojo. —Y cámbiate que saldremos a comer, yo invito.

Jun ni siquiera llegó a responderle, antes se escuchó la puerta cerrarse. No pudo hacer más que suspirar y secarse un poco con esa toalla. Desganada, entró a su casa y procedió a dirigirse a la ducha.

Algunos minutos después, la muchacha ya se encontraba cambiada, esta vez no con un top de deportivo, sino con una sudadera negra y ya no con unos shorts, sino que con unos pantalones negros holgados. De calzado tenía unas botitas del mismo color.

La noche ya estaba empezando a caer y, al salir, vio a su hermano apoyado en una de las paredes exteriores de su casa. Este, ni bien la vio, fue y le apoyó su mano en la espalda.

Con que la princesa vino de gala. — Comentó burlón y cómplice.

No me vuelvas a llamar princesa. — Respondió enojada mientras se subía la capucha de su sudadera y se adelantaba en el camino.

El mayor suspiró y no le quedó otra que alcanzarla, caminando a la par de ella para dirigirse hacia el distrito comercial. El camino lo hicieron en completo silencio, tan solo con el ruido de la lluvia y, mientras más se iban acercando a los lugares más concurridos, con el ruido de las personas.

La larga caminata, no tanto por la distancia sino por la pesadez que tenía la chica, terminó al llegar a uno de los restaurantes que más concurrían los hermanos. El lugar no era lujoso, tampoco era un sucucho. Era acogedor y parecía ser de un ambiente hasta casi de entre casa, aunque con todos los cuidados que debía tener un establecimiento de alimentos. Se sentaron en uno de esos asientos, uno en frente de la otra, aunque la mesa rectangular parecía ser para más personas que solo para dos.

Un shoyu ramen por aquí y un katsukarē para ella. — Le dijo al mesero cuando este se acercó.

Era el plato favorito de Jun. Elegía este lugar para comerlo ya que, en la preparación del curry, no usaban manzana rallada a la cual ella es alérgica.

El mesero ni siquiera anotó y se retiró, no sin antes dar una leve reverencia con la cabeza. El emplatado no tardaba más de algunos minutos.

Sabes que si no hablas esto va a estar complicado. Justamente tu eres la que no se calla la boca. — Comentó burlón, nuevamente.

Los dedos de Jun jugueteaban con los palillos que recogió de una cesta cerca de su mesa.

No sé por qué pierdes el tiempo conmigo. — Aún no se animaba a mirarle a los ojos. —Deberías haber entrenado con padre u otra persona. No creo aportarte mucho.

Pero a ti sí. Cualquier entrenamiento con alguien de un nivel superior al tuyo, te aporta muchísima experiencia. — Shirō suspiró y desvió su mirada. —Jun, no sé que tan preparada estás para irte.

No sonaba muy decidido, como lo solía ser, más bien sonaba melancólico. Pocas veces se mostraba de tal forma, solía ocultar bastante sus sentimientos. Le estaba costando un poco hacerlo esos últimos días.

Siento que estás muy verde aún.

Al contrario de alarmarse, la chica siguió jugueteando con los palillos. No lo miró a él, sino que relojeó al muchacho que se acercaba con sendos platos. Este los apoyó en la mesa y les sonrió a ambos comensales.

Muchas gracias.

El chunin levantó un poco sus ánimos al ver el plato. No sé limitó y tomó los palillos para ir metiendo algunos fideos en su boca. Jun le siguió, aunque con mucho menos ímpetu. Simplemente agarró uno de los trozos de cerdo empanizados y le pegó una mordida.

¿Tiene sentido lo que estoy haciendo? — Comentó luego de terminar de tragar. —¿Tiene sentido que vaya si siento que... — Se pausó y pensó bien las palabras que iba a usar. —… no voy a ganar?

Es que eso sí lo estás viendo mal. — Dijo terminando de meterse unos cuantos fideos en la boca y sorbiendo. —Las batallas no estan para ganarlas, están para llevarlas a cabo.

Jun le miró, entre sorprendida y confundida. Había algo de esas palabras que le habían llegado a tocar, aunque no entendía muy bien porqué.

Si supieras que siempre vas a ganar, nada en la vida tendría sentido. A veces tienes que defender algo, dígase tus ideas, tu gente, tu lugar. O inclusive a ti misma. No importa el qué o el porqué, ni tampoco si en esa pelea saldrás victoriosa o no. Lo importante es saber que hiciste hasta lo imposible para defender lo que tú crees justo.

La chica quedó como una incrédula, observando a su hermano mayor. No pudo evitar que en su cara se dibujé una sonrisita. La admiración que sentía hacia él era algo que nunca le pasó con ninguna otra persona. Tal vez era hasta un poco peligrosa, no solo por el apego que eso conllevaba, sino que también porque todo ese sentimiento solo lo abarcaba una sola persona.

Y-ya. Creo que entiendo.

De todos modos, incluso con todo esto que te dije, te pido el favor de que no hagas ninguna locura. — A pesar de sus anteriores palabras, se le notaba preocupado. Sabía las capacidades de su hermana y también conocía la estupideces que solía hacer. —Te juro que si te pasa algo… yo… yo n-.

Shirō. Te juro que no voy a morir. — Dijo con una supuesta calma y con una sonrisa en su cara.

El muchacho la miró y tuvo que reír leve. Tuvo que hacerlo. De lo contrario, habría mostrado otro tipo de sentimiento, el que verdaderamente sentía. Tristeza, miedo, desesperación, nervios. Todos esos combinados en uno. En una persona corriente, pudo haber desatado un llanto imparable.

Pero él rio.

Vale, si. Te tomo la palabra eh.

Tampoco podrías reclamarle a nadie si no la cumplo. — Comentó jocosa.

Ya, cállate y cómete tu comida. Se va a enfriar.

Sonaba nuevamente burlón, aunque tuvo que meterse otros cuantos fideos en la boca para callar lo que sentía. Jun parecía hacer lo mismo, tomando varios trozos de carne y arroz.

Ambos devoraron el plato.
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Mensajes en este tema
[Unific] Como él - por Nara Jun - 16/01/2025, 00:37
RE: [Unific] Como él - por Nara Jun - 23/01/2025, 11:20
RE: [Unific] Como él - por Nara Jun - 29/01/2025, 12:33
RE: [Unific] Como él - por Nara Jun - 22/02/2025, 06:42
RE: [Unific] Como él - por Nara Jun - 28/02/2025, 11:18
RE: [Unific] Como él - por Nara Jun - 1/04/2025, 03:00


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