18/02/2016, 17:59
''¿Quién narices me manda a mi meterme en estos líos? Aunque claro... Pocas opciones más tenía, ha sido una orden directa de papá... Maldito vago, todo por no moverse él, anda que ya le vale, con la excusa de que ya soy shinobi, ahora se va a dedicar a mandarme al quinto pino a hacer cosas... Vaya tela.''
Allí estaba él, en un camino largo, demasiado largo incluso, y encima solo, hacia los Arrozales del Silencio, ¿por qué? Ni si quiera él lo sabía, simplemente si padre le había ''pedido'' que fuera allí para encargarse de un asunto. ¿Cómo se iba a encargar de nada si ni si quiera sabía lo que tenía que hacer? Realmente su padre era muy molesto cuando se lo proponía.
Llevaba casi dos días de camino, y no parecía que le quedase poco todavía, así que, simplemente se armó de paciencia, y continuó su camino. Paraba cada cierto tiempo, a beber un poco de su cantimplora y a comer algo, aunque la comida estaba empezando a escasear y tenía que racionalizar un poco.
El tercer día de viaje estaba dando su comienzo, Riko comenzaba a andar en cuanto la luz del sol le permitía ver el camino con completa claridad, así que retomó la marcha temprano. Aquel día, por si fuera poco, estaba lloviendo, y no de esas lluvias que prácticamente ni se notan, si no de las que te calan en menos de un minuto. Menos mal que para ese viaje, y como recomendación de su madre, había dejado su atuendo habitual en casa, y se había puesto unas sandalias de tela, un pantalón largo, de color blanco, y un abrigo de color azul.
— Esta se la voy a guardar a papá toda mi vida, ya lo creo. —
El muchacho echó a correr, buscando algún tipo de refugio en el que esconderse de aquella lluvia pesada y evitar calarse hasta los huesos hasta que, en el camino se encontró con un pequeño bar, un lugar calentito y en el que poder reponer alimentos y bebida, aunque prácticamente había llegado a su destino. Por lo que Riko aceleró aún más la marcha y entró al bar, donde unas cuantas miradas le observarían con asombro, pues no era normal ver a alguien tan joven adentrarse el solo por aquellos lugares.
— ¿Me puedes poner una taza de chocolate caliente, por favor? — Pidió a la persona que se encontraba en la barra, y se sentó en un taburete, de una altura excesiva, a esperar a que se lo trajeran.
Allí estaba él, en un camino largo, demasiado largo incluso, y encima solo, hacia los Arrozales del Silencio, ¿por qué? Ni si quiera él lo sabía, simplemente si padre le había ''pedido'' que fuera allí para encargarse de un asunto. ¿Cómo se iba a encargar de nada si ni si quiera sabía lo que tenía que hacer? Realmente su padre era muy molesto cuando se lo proponía.
Llevaba casi dos días de camino, y no parecía que le quedase poco todavía, así que, simplemente se armó de paciencia, y continuó su camino. Paraba cada cierto tiempo, a beber un poco de su cantimplora y a comer algo, aunque la comida estaba empezando a escasear y tenía que racionalizar un poco.
El tercer día de viaje estaba dando su comienzo, Riko comenzaba a andar en cuanto la luz del sol le permitía ver el camino con completa claridad, así que retomó la marcha temprano. Aquel día, por si fuera poco, estaba lloviendo, y no de esas lluvias que prácticamente ni se notan, si no de las que te calan en menos de un minuto. Menos mal que para ese viaje, y como recomendación de su madre, había dejado su atuendo habitual en casa, y se había puesto unas sandalias de tela, un pantalón largo, de color blanco, y un abrigo de color azul.
— Esta se la voy a guardar a papá toda mi vida, ya lo creo. —
El muchacho echó a correr, buscando algún tipo de refugio en el que esconderse de aquella lluvia pesada y evitar calarse hasta los huesos hasta que, en el camino se encontró con un pequeño bar, un lugar calentito y en el que poder reponer alimentos y bebida, aunque prácticamente había llegado a su destino. Por lo que Riko aceleró aún más la marcha y entró al bar, donde unas cuantas miradas le observarían con asombro, pues no era normal ver a alguien tan joven adentrarse el solo por aquellos lugares.
— ¿Me puedes poner una taza de chocolate caliente, por favor? — Pidió a la persona que se encontraba en la barra, y se sentó en un taburete, de una altura excesiva, a esperar a que se lo trajeran.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»