27/01/2025, 20:47
Sora no hablaría nada más durante el camino, andando a su ritmo como había hecho hasta ahora. Rin seguramente ya habría visto que su senpai era una mujer de formas medidas y no se salía de la linea impuesta por sí misma. Siempre andaba a la misma velocidad con los mismos gestos. Andaría hasta el susodicho barrio y merodearía sus calles hasta pararse en una esquina y agarrar a Rin si no iba atenta para que también lo hiciese.
— Es ese, el que está apoyado al borde del callejón en mitad de la calle. — dijo sin señalar en ningún momento ni alzar la voz.
Si Rin se asomaba, vería una tipica calle de mercadeo. Habían puestos vendiendo todo tipo de materiales de primera necesidad como comida, textiles o bebidas. Como toda buena calle ajetreada que se precie, había varios callejones a ambos lados. Solo en uno de ellos había un hombre apoyado. Llevaba unos pantalones negros y una camiseta gris. Estaba apoyado con las manos en los bolsillos y mirando a la nada. Era calvo y tenía una cicatriz en la mejilla que le bajaba por el mentón. Aun así, era increible la rápidez con que Sora lo había visto.
— Es ese, el que está apoyado al borde del callejón en mitad de la calle. — dijo sin señalar en ningún momento ni alzar la voz.
Si Rin se asomaba, vería una tipica calle de mercadeo. Habían puestos vendiendo todo tipo de materiales de primera necesidad como comida, textiles o bebidas. Como toda buena calle ajetreada que se precie, había varios callejones a ambos lados. Solo en uno de ellos había un hombre apoyado. Llevaba unos pantalones negros y una camiseta gris. Estaba apoyado con las manos en los bolsillos y mirando a la nada. Era calvo y tenía una cicatriz en la mejilla que le bajaba por el mentón. Aun así, era increible la rápidez con que Sora lo había visto.