27/01/2025, 22:21
— Presta atención. Se está metiendo en el callejón con otro hombre. — le dijo Sora dandole un golpe en el hombro.
Y así era, el hombre había desaparecido en el callejón. Sora se acercó aprisa y, por primera vez, Rin la vio moverse sin su caminar elegante. Su carrera era más eficiente que elegante. En apenas unos segundos estaba ya en la esquina del callejón. Para cuando llegara Rin, la conversación parecía haber avanzado.
— Venga, colega, no puedo conseguir tanta pasta tan rápido. — decía un tipo desaliñado. — Te doy 100 pavardos y nos vemos mañana.
— Lo que te ha pasado es que pensabas que iba a estar en la trena durante un par de meses, ¿huh? Pero no has tenido tanta suerte. — se sacó un arma del cinto y se la puso en el cuello al otro hombre, arrinconandolo contra la pared. — Vaciate los bolsillos, hijo de puta
Y así era, el hombre había desaparecido en el callejón. Sora se acercó aprisa y, por primera vez, Rin la vio moverse sin su caminar elegante. Su carrera era más eficiente que elegante. En apenas unos segundos estaba ya en la esquina del callejón. Para cuando llegara Rin, la conversación parecía haber avanzado.
— Venga, colega, no puedo conseguir tanta pasta tan rápido. — decía un tipo desaliñado. — Te doy 100 pavardos y nos vemos mañana.
— Lo que te ha pasado es que pensabas que iba a estar en la trena durante un par de meses, ¿huh? Pero no has tenido tanta suerte. — se sacó un arma del cinto y se la puso en el cuello al otro hombre, arrinconandolo contra la pared. — Vaciate los bolsillos, hijo de puta