27/01/2025, 23:55
Finalmente, el hombre reaccionó ante el panico de Rin. Su compañera realmente iba a matarlo si no hablaba.
— Vale, vale, joder. Hablaré. Pero tú asegurate que no se me acerque. — le pidió a Rin casi hiperventilando. — Hay un tio en el jardín de los cerezos. Se sienta delante de un arbol a meditar. Si le pagas 2000 ryos, una hora más tarde aparece una kodachi tras el arbol en el que estaba. Es todo lo que sé, colega. Descongelame el brazo, ya no siento ni los dedos.
Sora se dio media vuelta y guardó el arma, satisfecha.
— Rin, ayudale. Yo cargaré con el otro. Volvamos al Edificio del Uzukage. — anunció ahora más relajada.
— Vale, vale, joder. Hablaré. Pero tú asegurate que no se me acerque. — le pidió a Rin casi hiperventilando. — Hay un tio en el jardín de los cerezos. Se sienta delante de un arbol a meditar. Si le pagas 2000 ryos, una hora más tarde aparece una kodachi tras el arbol en el que estaba. Es todo lo que sé, colega. Descongelame el brazo, ya no siento ni los dedos.
Sora se dio media vuelta y guardó el arma, satisfecha.
— Rin, ayudale. Yo cargaré con el otro. Volvamos al Edificio del Uzukage. — anunció ahora más relajada.