Este foro utiliza cookies
Este foro utiliza cookies para guardar tu información de inicio de sesión si estás registrado, y tu última visita si no lo estás. Las cookies son pequeños documentos de texto guardados en tu ordenador; las cookies establecidas por este foro sólo pueden ser utilizadas en este mismo sitio y no poseen riesgos de seguridad. Las cookies de este foro también llevan un registro de los temas que has leído y cuándo fue la última vez que los leíste. Los administradores NO tienen acceso a esta información, sólo TU NAVEGADOR. Por favor confirma si aceptas el establecimiento de estas cookies.

Se guardará una cookie en tu navegador sea cual sea tu elección para no tener que hacerte esta pregunta otra vez. Podrás cambiar tus ajustes sobre cookies en cualquier momento usando el link en el pie de página.
Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#3
"A veces pensaba que el infierno residía
en la profundidad de los ojos de mi padre. Cuando se enojaba,
el fuego no solo salía de sus técnicas, sino que también lo
desprendía con la mirada. Otras veces pensaba que era el Yomi,
un lugar con descripciones casi ficticias, donde vagan los muertos.
Pero, luego de lo que viví, me di cuenta que nunca pude estar tan
equivocada. El verdadero infierno yace en ese campo de batalla.
Yace en el, en sus personas, en sus supuestos dioses. Al fin y al cabo,
poco tenía que ver con la ficción. Tan cercano y terrenal como el día a día,
el infierno es la atroz y desoladora realidad."

Primera entrada del diario de Jun.



El viaje de vuelta a la aldea fue largo. Horas y horas de recorrido separaban a los Arrozales del Silencio con Amegakure. El agotamiento, tanto mental como físico, tampoco aportaba mucho a esta situación.

Nunca pudo sacarse de la mente aquellas imágenes que captaron sus ojos, aquellos olores que sintió cuando de un segundo para el otro el campo de batalla era un baño de sangre e intestinos, aquellos gritos y llantos que escuchó casi de manera permanente, que en un momento su cabeza tuvo que normalizar para no enloquecer. El dolor que vivía en su piel, tantos las heridas mortales que tuvo, como aquel dedo meñique que ya no tenía.

En su cabeza no podía seguir dándole vueltas a lo mismo ¿Cómo habían podido caer en esa emboscada? Entre muchas otras cosas, sentía mucha rabia al pensar como no pudieron evitar eso ¿Y que podía hacer ella? Muchísimo menos de todo lo que se había llevado a cabo para aquella operación. Así y todo, no podía sacarse esa idea de la cabeza ¿Tuvieron una oportunidad para retirarse antes? ¿Pudieron haber tenido más cuidado antes de meterse ahí? Una vez leyó una frase que decía algo parecido a: los ejércitos se miden por su eficiencia al retirarse del combate. Antes lo tomaba como una frase más, tal vez hasta pretenciosa. Pero hoy se daba cuenta que había algo de razón en eso.

Mientras más se acercaba a destino, más se despejaba su mente. Pensar en Ame la hacía pensar en el mañana, en que iba a hacer luego de eso ¿Qué iba a hacer después? ¿Cómo iban a progresar su mano y cómo podría hacer nuevamente jutsus? ¿Cuál era el siguiente paso de la alianza? ¿Y el de Kurama? ¿Qué era lo primero que iba a hacer cuando llegue a Ame, a su casa? Bueno, quizás no tenía la respuesta a casi ninguna pregunta, salvo a esta última. Sabía que lo primero que quería hacer era descansar, descansar bien. Sabía que quería comer en algún lugar, escuchar algo de música, tal vez leer o escribir algo. Obviamente, ver a los miembros de su familia.

La llegada, tanto de ella como de muchos otros ninjas de la aldea, no era algo que había pasado por desapercibido. Obviamente, era una situación que preocupaba a todos. Muchos ninjas andaban ayudando a los que volvían.

Al llegar a la aldea, muchas de las personas que la conocían, la recibieron y la trataban casi como si fuera una heroína que dejó todo lo que pudo en su servicio. Ella no lo veía así, de hecho, se reprochaba de que pudo haber hecho más, de que tuvo que prepararse más y que actuó de manera muy estúpida en bastantes situaciones. Que la traten así le daba vergüenza.

Intentaba no darle muchas vueltas a eso, ya iba a tener tiempo de sobra como para pensar y sobre pensar esas situaciones mil y una veces. Lo único que quería ahora era llegar a su casa.

Toc toc

Tocó la puerta, más que nada para que los de la casa escuchen. No oyó a nada ni nadie allí dentro, por lo que se metió sin más.

Hey, ¿hay alguien? Ya llegué.

Ya de entrada le pareció raro que ningún miembro de su familia este atento a su llegada. Aunque, bueno, no tanto. Casi todos también habían partido a sus respectivas misiones para con la guerra.

Maaaa. Shiroooo. Padreee. – Pronunciaba cansada mientras iba recorriendo la casa de manera cansina.

Del único que sabía algo era de Hinata, el hermano del medio. Ella ya sabía que él iba a ayudar a volver a los ninjas que venían de la guerra. Además de que, al ser cocinero, también hizo que pueda dar una mano para la alimentación. Algunos compañeros le pudieron hacer llegar que el joven se encontraba bien, aunque aun estaba cumpliendo su tarea.

Ya había recorrido toda su casa y, como lo supuso, no había nadie. Algo le hizo ruido en su cabeza y le entró una leve preocupación. Pasó por su habitación y se sentó en la cama. Sus ojos cansados empezaban a cerrarse lentamente, era casi involuntario. Si bien esa sensación de preocupación que tenía en el cuerpo iba en aumento, el cansancio que tenía era superior. Lentamente, fue apoyando su cuerpo en el colchón y sentía como poco a poco iba durmiéndose.

En el preciso momento que estaba por perder la conciencia para meterse al mundo de los sueños, el ruido de la puerta de calle la hizo sobresaltarse. Tragó la baba que estaba cayendo por su boca y se secó el rastro que esta había dejado. Con movimientos histriónicos se levantó, un poco atontada.

Escuchó el crujir la madera que correspondían a unos pasos. Esos pasos eran tranquilos, esa persona no parecía estar apurada ni tampoco se estaba preocupando por no hacer ruido. Por lo que Jun dedujo que tenía que ser alguno de la casa.

¿Quién anda ahí? — Dijo luego de levantarse y asomarse por la puerta.

Una figura que estaba a punto de meterse a otra habitación, dio la vuelta de inmediato.

¡¿Hija?!

Una Tsubame totalmente sorprendida y emocionada fue corriendo a abrazar a su hija. Jun le correspondió el abrazo, aunque todavía se sentía algo agotada para mostrar tanta efusividad.

¿Cuándo volviste? ¿Por qué estás aquí?

Llegué recién y estoy aq-… espera, ¿Cómo que por qué estoy aquí? — Se separó levemente del abrazo y miró confundida a su madre.

Bueno, veo que llegaste recién y todavía no andas muy enterada de las cosas. — Suspiró y terminó de separarse del abrazo. Le miró fija a los ojos. —Vengo del hospital, tu padre se encuentra internado.

Por un solo segundo casi se le sale el alma al cuerpo a Jun. Ese golpe había sido demasiado rápido e inesperado. Por suerte, Tsubame notó la expresión de su hija con velocidad.

Oh, perdón, no te preocupes. Ya se encuentra bien. — La chica volvió a respirar y relajó bastante su postura corporal. —Digamos que… lo lastimaron bastante. No se podía casi ni mover cuando llegó, aunque ahora tampoco es que anda saltando en una pata. Lo que sí, va a tener que hacer un buen tiempo de reposo. Los médicos quieren controlarlo y ver que todo evolucione bien.

»Vine a casa para buscar algunas mudas de ropa para él, ya que parece que esto va para unos cuantos días.

Si bien lo que contaba no era para nada lindo, Jun se sentía algo aliviada de que se encuentre vivo.

No sé muy bien cómo va a terminar todo esto, pero lo bueno es que él se encuentra a salvo.

Madre, por favor, la próxima intenta no darme un susto así. — Dijo llevándose su mano a la frente.

Ya, disculpa, la situación me llegó a sobrepasar un poco… Espera, ¿qué te pasó en la mano? — Comentó señalando el meñique, notablemente preocupada.

Larga historia, ya ve a buscar la ropa y en el camino te iré contando.

La chica fue a lavarse la cara mientras su madre entró a buscar ropa para su marido. Mientras el agua tocaba la cara de la adolescente, se dio cuenta de algo. Cuando terminó y se vio con su madre en la puerta que da afuera, tuvo que preguntarle.

Madre, ¿y Shirō?

Pues, debería de estar volviendo durante estos días, por lo que sé.

Vale, entiendo.

La alivió aun mucho más escuchar eso. Ya dentro de poco estarían todos juntos en casa nuevamente. La única preocupación que había era su padre, que debía recuperarse de vaya a saber lo que le pasó. Ella se imaginaba todo lo que pudo haber pasado y, al mismo tiempo, no quería saber para nada que era lo que exactamente había pasado. Ya había visto, oído y vivido mucho durante ese corto periodo de tiempo. No tenía las fuerzas como para seguir aguantando ese tipo de anécdotas, no quería recordar lo vivido. No aún.

Ambas fueron al hospital y su madre dejó la muda de ropa y algunos objetos de necesidad básica. Solo la dejaron entrar a ella y pudo estar un rato viéndolo, aunque el hombre tampoco podía hacer mucho. El tiempo pasó y al cabo de un largo rato, Tsubame salió de aquella sala de hospital. No la dejaban estar tanto tiempo allí, después de todo, debían estar atentos a como iba evolucionando el paciente y no se les hacía cómodo a los médicos tener distracciones. Además de todo lo que se sabe con respecto a los virus que hay en los hospitales con la entrada y salida de gente. Querían cuidar eso al extremo.

Sin mucho más que hacer, ambas volvieron a casa, sabiendo que cualquier cosa que pase en el hospital, se les iba a avisar con inmediatez. Andaban relajadas y más tranquilas sabiendo como iba todo, solo les hacía falta un poco de descanso. Tanto a Tsubame por tener que encargarse de todo ese tema ella sola y Jun por todo el periplo que tuvo que recorrer para volver sana y salva a Ame. Además de todo el tiempo que anduvo esperando ahora en el hospital.

Cuando estaban por llegar, las mujeres vieron a lo lejos a Hinata en la puerta de su casa. Parecía que, finalmente, ya había cesado la tarea que le habían encargado. Ambas sonrieron y empezaron a caminar algo más rápido, de la manera que pudieron.

¡Hinata!

Jun y Tsubame se acercaron al chico y le dieron una abrazo entre las dos. Por lo contrario, el chico correspondió suave al abrazo y tan solo sonrió cuando vio a su hermana, confirmando que ya había llegado allí.

Pero no dijo nada y esa sonrisa se fue desdibujando velozmente de su cara. Las miró a ambas pausadamente y suspiró profundo.

Me informaron que Shirō no pudo volver y que tampoco encontraron ningún rastro de él.

Jun sintió de golpe como le bajó la presión. Tan así, que se desplomó por completo y cayó de trompa a la calle mojada.
1
Responder


Mensajes en este tema
[Unific] Como él - por Nara Jun - 16/01/2025, 00:37
RE: [Unific] Como él - por Nara Jun - 23/01/2025, 11:20
RE: [Unific] Como él - por Nara Jun - 29/01/2025, 12:33
RE: [Unific] Como él - por Nara Jun - 22/02/2025, 06:42
RE: [Unific] Como él - por Nara Jun - 28/02/2025, 11:18
RE: [Unific] Como él - por Nara Jun - 1/04/2025, 03:00


This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.