9/02/2025, 17:46
La casa de Sora era dificil de no ver. Era una mansión con jardín delantero y trasero, además de pequeños estanques en los laterales. No era enorme, pero era bastante grande para estar dentro de la aldea. En la puerta había una mujer uniformada con una espada en el cinto. Al ver a Rin acercarse, se interpuso entre ella y la verja abierta que daba al jardín delantero, que tenía un hermoso camino con flores a los laterales que llevaba a la casa principal.
— Disculpe, señorita. ¿Qué le trae a la mansión Nakamura? — le preguntó la chica castaña con pecas alrededor de la nariz y unos cuantos centimetros más de altura que ella.
— Disculpe, señorita. ¿Qué le trae a la mansión Nakamura? — le preguntó la chica castaña con pecas alrededor de la nariz y unos cuantos centimetros más de altura que ella.