12/02/2025, 17:12
Pero por desgracia par ala pobre Rin, la madre de Sora era incluso más alta que la propia Sora. Así que en aquel grupo, era la pequeña Rin. La mujer anduvo hasta la habitación y se sentó a un lado de la mesa, dejando la bandeja y sirviendo tres tazas de un juego de té que ya estaba preparado allí. Sora arrastró a Rin al lado contrario de la mesa y se sentó.
— Como te he comentado, esta es Long Rin. La kunoichi a la que estoy ayudando.
— Bien, bien, muy mona, como dijiste.
— Yo no dije eso. — apuntó Sora rápidamente.
— Oh, querida, eres como un libro abierto. Solo una chica mona podría afectarte tanto. Pero cambiemos de tema, Rin, ¿qué tal ha ido todo? Sora no suelta prenda y eres una de las pocas amigas de las que ha hablado jamás. — dijo mientras se mojaba los labios en el té.
— Como te he comentado, esta es Long Rin. La kunoichi a la que estoy ayudando.
— Bien, bien, muy mona, como dijiste.
— Yo no dije eso. — apuntó Sora rápidamente.
— Oh, querida, eres como un libro abierto. Solo una chica mona podría afectarte tanto. Pero cambiemos de tema, Rin, ¿qué tal ha ido todo? Sora no suelta prenda y eres una de las pocas amigas de las que ha hablado jamás. — dijo mientras se mojaba los labios en el té.