22/02/2016, 18:04
Pese a que la caminata fue larga y silenciosa, el buen clima que había aquella mañana se prestaba para un agradable paseo. Sin embargo aquellos jóvenes no se encontraban en camino a ninguna actividad recreativa. Se dirigían hacia su primera misión, en la cual se comprobaría si tenían madera para ser ninjas o si por el contrario se merecían que los enviaran de vuelta a la academia. En el fondo Kazuma creía que era poco probable el fallar, pero tampoco quería confiarse pues las cosas se le solían complicar con facilidad.
—Hemos llegado —declaró a sus compañeros—. Ahora solo falta buscar la primera casa a limpiar.
Aquella zona residencial era un lugar bonito y bastante ordenado, pero de cierta manera era demasiado monótono. Todas las casas lucían similares en su estructura y estaban separadas equidistantemente la una dela otra. El joven de cabellos blancos imaginaba que desde el cielo debía verse como si fuera un mosaico de azulejos en su típico patrón cuadriculado.
—“Casa 4, Calle las flores” —leyó en la inscripción que se encontraba al frente de una de las viviendas—. Este es el inicio de la calle, por lo que tendremos que ir caminando hasta dar con la puerta 22. No creo que sea difícil localizarla, después de todo se supone que le han hecho grafitis muy notorios.
Con aquello dicho el joven se puso en marcha, caminando por la acera mientras iba corroborando los números crecientes en las puertas de cada hogar. Lo bueno era que todo parecía haber sido construido en un patrón simétrico, por lo que si el mismo se mantenía, el objetivo no debía estar a más de una cuadra de distancia.
—Hemos llegado —declaró a sus compañeros—. Ahora solo falta buscar la primera casa a limpiar.
Aquella zona residencial era un lugar bonito y bastante ordenado, pero de cierta manera era demasiado monótono. Todas las casas lucían similares en su estructura y estaban separadas equidistantemente la una dela otra. El joven de cabellos blancos imaginaba que desde el cielo debía verse como si fuera un mosaico de azulejos en su típico patrón cuadriculado.
—“Casa 4, Calle las flores” —leyó en la inscripción que se encontraba al frente de una de las viviendas—. Este es el inicio de la calle, por lo que tendremos que ir caminando hasta dar con la puerta 22. No creo que sea difícil localizarla, después de todo se supone que le han hecho grafitis muy notorios.
Con aquello dicho el joven se puso en marcha, caminando por la acera mientras iba corroborando los números crecientes en las puertas de cada hogar. Lo bueno era que todo parecía haber sido construido en un patrón simétrico, por lo que si el mismo se mantenía, el objetivo no debía estar a más de una cuadra de distancia.