1/03/2016, 00:45
- ¡Será un honor! -
Para sorpresa de Juro, Ditduko se mostró más que complacida por realizar esa tarea. Juro no pudo evitar mirarla con ojos de cordero degollado. Después de todo, iba a quedarse completamente solo con ese hombre y los dos visitantes. Pero ella ya se había adelantado... Debía de tener muchas ganas... ¿no?
La kunoichi se interpuso entre la anciana y la mujer de forma temeraria, mientras el hombre trataba de separarlas. Entonces, trató de hacerle entender lo que pasaba, con pelos y señales.
- ¡Baño! -
La anciana durante unos momentos dudo, pero tras la gran explicación de la kunoichi, y la simplicidad de la palabra, finalmente entendió.
- ¡Pis! - exclamó, como una afirmación, dejandose llevar por ella.
- Ten cuidado con ella... - empezó a advertirle el hombre.
- Si la pierdes no pasa nada, un problema menos - soltó la mujer, y después, miro al que parecía ser su marido, de forma amenazante, como si esperaba que le retase, cosa que no paso.
Takeshi se adelantó, aun sin soltar de su agarre al pobre Juro, mientras hablaba.
- Bueno señores, si queréis podemos esperar a que la anciana este lista para comenzar...
- No, no hace falta. No se va a enterar de nada igualmente - replicó la mujer, claramente con ganas de ver el espectáculo.
- Muy bien. Entonces comenzaremos por la primera lanza de todas - Takeshi señaló la lanza de madera atada que había señalado antes - Esta lanza es una de las primeras representaciones nunca antes encontradas, hecha por los primeros creadores de lanzas. Tiene un complicado mecanismo de unión, hecho a partir de una cuerda, y un palo además del filo. Miren, aquí les traigo una demostración hecha a partir de dicha arma.
Takeshi le pasó una lanza a Juro de su baul. Estaba hecha de madera como la original, pero era mucho más pequeña, midiendo la mitad. Además, no tenía borde afilado.
"Una minilanza..."- pensó, divertido.
Juro le pasó la lanza a los visitantes, con un gesto ausente. El hombre incluso parecio sorprenderse, aunque en el rostro de la mujer no se denotaba nada.
Esto tenía pinta de ir para largo...
...........................................................................
Mientras, Ritsuko arrastraría al anciana cuidadosamente a través del lugar. La anciana se aferró a su brazo, claramente confundida por la situación. Primero, la había arrastrado por el pabellón anterior, y luego habían entrado en una de las salas que más pinta parecían de ser un baño, aunque no hubiese ningún indiciador...
- ¡Por aquí señora! -
- Ten más cuidado mozo, no puedo seguir el ritmo... - si, incluso a paso lento y cuidoso, la pobre mujer tenía problemas para seguir el ritmo. También estaba el hecho sin importancia de que le había cambiado el sexo.
Si Ritsuko seguía el camino y terminaba de cruzar el pasillo, se encontraría ante ella nuevamente otro pasillo lleno de tuberias, que contaban con la sala final. Tras ella se veía una puerta. Sobre ella parecía haber un pequeño letrero, pero ese letrero se había desgastado y no había absolutamente nada. ¿Sería el baño? ¿No lo sería?
Para colmo, podría escuchar ruido, como gritos, de voz femenina. Sin embargo, se oían muy bajo, por lo que la chica no podría sacar mucho en claro. ¿Que estaría pasando? Si Ritsuko no hacía nada, la abuela seguiría caminando en dirección recta. La pobre mujer por fin encontraba el camino a seguir...
Para sorpresa de Juro, Ditduko se mostró más que complacida por realizar esa tarea. Juro no pudo evitar mirarla con ojos de cordero degollado. Después de todo, iba a quedarse completamente solo con ese hombre y los dos visitantes. Pero ella ya se había adelantado... Debía de tener muchas ganas... ¿no?
La kunoichi se interpuso entre la anciana y la mujer de forma temeraria, mientras el hombre trataba de separarlas. Entonces, trató de hacerle entender lo que pasaba, con pelos y señales.
- ¡Baño! -
La anciana durante unos momentos dudo, pero tras la gran explicación de la kunoichi, y la simplicidad de la palabra, finalmente entendió.
- ¡Pis! - exclamó, como una afirmación, dejandose llevar por ella.
- Ten cuidado con ella... - empezó a advertirle el hombre.
- Si la pierdes no pasa nada, un problema menos - soltó la mujer, y después, miro al que parecía ser su marido, de forma amenazante, como si esperaba que le retase, cosa que no paso.
Takeshi se adelantó, aun sin soltar de su agarre al pobre Juro, mientras hablaba.
- Bueno señores, si queréis podemos esperar a que la anciana este lista para comenzar...
- No, no hace falta. No se va a enterar de nada igualmente - replicó la mujer, claramente con ganas de ver el espectáculo.
- Muy bien. Entonces comenzaremos por la primera lanza de todas - Takeshi señaló la lanza de madera atada que había señalado antes - Esta lanza es una de las primeras representaciones nunca antes encontradas, hecha por los primeros creadores de lanzas. Tiene un complicado mecanismo de unión, hecho a partir de una cuerda, y un palo además del filo. Miren, aquí les traigo una demostración hecha a partir de dicha arma.
Takeshi le pasó una lanza a Juro de su baul. Estaba hecha de madera como la original, pero era mucho más pequeña, midiendo la mitad. Además, no tenía borde afilado.
"Una minilanza..."- pensó, divertido.
Juro le pasó la lanza a los visitantes, con un gesto ausente. El hombre incluso parecio sorprenderse, aunque en el rostro de la mujer no se denotaba nada.
Esto tenía pinta de ir para largo...
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Mientras, Ritsuko arrastraría al anciana cuidadosamente a través del lugar. La anciana se aferró a su brazo, claramente confundida por la situación. Primero, la había arrastrado por el pabellón anterior, y luego habían entrado en una de las salas que más pinta parecían de ser un baño, aunque no hubiese ningún indiciador...
- ¡Por aquí señora! -
- Ten más cuidado mozo, no puedo seguir el ritmo... - si, incluso a paso lento y cuidoso, la pobre mujer tenía problemas para seguir el ritmo. También estaba el hecho sin importancia de que le había cambiado el sexo.
Si Ritsuko seguía el camino y terminaba de cruzar el pasillo, se encontraría ante ella nuevamente otro pasillo lleno de tuberias, que contaban con la sala final. Tras ella se veía una puerta. Sobre ella parecía haber un pequeño letrero, pero ese letrero se había desgastado y no había absolutamente nada. ¿Sería el baño? ¿No lo sería?
Para colmo, podría escuchar ruido, como gritos, de voz femenina. Sin embargo, se oían muy bajo, por lo que la chica no podría sacar mucho en claro. ¿Que estaría pasando? Si Ritsuko no hacía nada, la abuela seguiría caminando en dirección recta. La pobre mujer por fin encontraba el camino a seguir...