7/03/2016, 13:04
(Última modificación: 7/03/2016, 13:05 por Aotsuki Ayame.)
—Se llamaba Kimura.
Kimura... No le sonaba el nombre. Sólo le sonaba de haberlo escuchado por megafonía al anunciar los participantes de cada ronda. Quizás le había visto en el recorrido previo al torneo, pero era incapaz de asociar cara y nombre por lo que desconocía cualquier dato de él, incluso algo tan básico como a qué aldea pertenecía.
«Sólo espero que no fuera de Amegakure, menuda vergüenza para nuestra aldea sería...» Pensó, ladeando el gesto con cierta repulsión.
—Sea como sea, tú no deberías avergonzarte. Has cumplido con tu deber asistiendo al combate. No sé quién era tu oponente, ni la razón por la que no ha acudido al llamamiento, pero creo que antes que tú el que debería sentir vergüenza es él. ¿No?
—Me pregunto si el público pensara igual que tu —respondió él, conteniendo un bufido—. [sub]Da lo mismo, simplemente había querido luchar. Después de todo, el objetivo es demostrar tu fuerza y tu ingenio para demostrar que eres apto para pasar de ronda...
—Te entiendo... —Ayame le dedicó una sonrisa condescendiente, con un ligero suspiro. Precisamente ese era el sentimiento que le embargaba con respecto a su propio oponente. El que no hubiese aguantado ni una simple caída de unos tres metros de alto no le había permitido demostrar nada de su valía.
—Quizá deberíamos movernos a un sitio más cómodo para hablar que este pasillo, ¿No crees? —le preguntó a Ayame—. Me muero por saber que ha pasado en los demás combates.
—¡Es cierto! ¡Vamos, la salida está por allí! De hecho, yo estoy buscando a mi padre y a mi hermano... —exclamó con un saltito, y práticamente al instante se puso en marcha siguiendo a la marea de gente—. Quizás en la siguiente ronda tenemos más suerte. Por lo que sabemos por ahora, tú y yo hemos pasado de ronda. Y éramos doce participantes, ¿no? Debería haber otros cuatro que también lo hayan hecho.
«Y espero que Daruu-san esté entre ellos...» No pudo evitar pensar, con cierta angustia en su pecho.
Kimura... No le sonaba el nombre. Sólo le sonaba de haberlo escuchado por megafonía al anunciar los participantes de cada ronda. Quizás le había visto en el recorrido previo al torneo, pero era incapaz de asociar cara y nombre por lo que desconocía cualquier dato de él, incluso algo tan básico como a qué aldea pertenecía.
«Sólo espero que no fuera de Amegakure, menuda vergüenza para nuestra aldea sería...» Pensó, ladeando el gesto con cierta repulsión.
—Sea como sea, tú no deberías avergonzarte. Has cumplido con tu deber asistiendo al combate. No sé quién era tu oponente, ni la razón por la que no ha acudido al llamamiento, pero creo que antes que tú el que debería sentir vergüenza es él. ¿No?
—Me pregunto si el público pensara igual que tu —respondió él, conteniendo un bufido—. [sub]Da lo mismo, simplemente había querido luchar. Después de todo, el objetivo es demostrar tu fuerza y tu ingenio para demostrar que eres apto para pasar de ronda...
—Te entiendo... —Ayame le dedicó una sonrisa condescendiente, con un ligero suspiro. Precisamente ese era el sentimiento que le embargaba con respecto a su propio oponente. El que no hubiese aguantado ni una simple caída de unos tres metros de alto no le había permitido demostrar nada de su valía.
—Quizá deberíamos movernos a un sitio más cómodo para hablar que este pasillo, ¿No crees? —le preguntó a Ayame—. Me muero por saber que ha pasado en los demás combates.
—¡Es cierto! ¡Vamos, la salida está por allí! De hecho, yo estoy buscando a mi padre y a mi hermano... —exclamó con un saltito, y práticamente al instante se puso en marcha siguiendo a la marea de gente—. Quizás en la siguiente ronda tenemos más suerte. Por lo que sabemos por ahora, tú y yo hemos pasado de ronda. Y éramos doce participantes, ¿no? Debería haber otros cuatro que también lo hayan hecho.
«Y espero que Daruu-san esté entre ellos...» No pudo evitar pensar, con cierta angustia en su pecho.